jueves, 26 de julio de 2007

VAMOS CUCUTA: POLÍTICA Y FÚTBOL

Vamos Cúcuta: Política y fútbol
“Goliat era un patán; David era un Gigante”: Joaquín Sabina.
Luis Carvajal Basto

El Espectador
viernes, 01 de junio de 2007

A los colombianos no se nos olvida lo que ocurrió la noche en que nuestro modesto Once Caldas le ganó la Copa Libertadores al gran Boca. Los argentinos no salieron a la ceremonia de celebración. Malos perdedores. Patanes. Por eso la goleada que le propinó el Cúcuta tiene un sabor especial. Otro equipo modesto, de provincia, sacó la cara por nuestro fútbol y nos hizo sentir a todos más colombianos.
Lo del Cúcuta tiene connotado mérito si se considera la diferencia en las nóminas y los presupuestos, la historia y la influencia de los argentinos en la Confederación Suramericana de Fútbol. Así como influyen en las decisiones de FIFA tanto como para prohibir que en ciudades como Bogotá se juegue por eliminatorias al Mundial (teoría que llevada al extremo prohíbe la competición y de la cual podrían pegarse primero nuestros rivales internacionales a nivel de clubes y luego equipos colombianos diferentes a Millonarios y Santa Fe), también lo hacen en la designación de árbitros. Antes del partido, un versado periodista recordó que de 13 partidos que el árbitro que nos tocó dirigió a equipos colombianos y argentinos, estos últimos ganaron 10 y empataron tres. ¿Como para pensar, no?
Estas cosas los bogotanos sabemos porque nos cuentan vecinos y amigos hinchas del Cali, Nacional, Medellín, Caldas etc. La mayoría nos ha tocado pasarnos a televisión para ver fútbol. Aquí los dirigentes han acabado con los equipos. Los deportivos los cogen como botín de caza, como en el caso de Millonarios, que después de tanta tradición y tanta hinchada, tiene un equipo regular con jugadores prestados. Los políticos tratan de aprovecharse de las situaciones y ganar protagonismo. El Alcalde Garzón, después de acabar la cancha de El Campín para después remendarla, ahora utilizó el sentimiento creado por la medida de FIFA para darse un baño de popularidad y subir a Monserrate. Es Alcalde, pero actúa como precandidato en 2010. De deporte, nada.
Todo eso nos recuerda que el fútbol es mucho más popular que la política. Sobre todo entre los jóvenes a quienes los partidos políticos, poco. Mejor, los de fútbol. Pero comparte lugares comunes con ella: se mueven pasiones, intereses y multitudes. Por ello, se ve afectado de problemas similares como la corrupción, las componendas y el soborno de la justicia.
En medio de todos los factores adversos, la verdad, la justicia y el buen jugar deben ser capaces de triunfar. Esta semana tenemos moción de censura en el Congreso contra el ministro Santos (¿Qué hará Vargas Lleras?), el mismo día siete disputarán el rating la revelación de un secreto de Estado por parte del Presidente Uribe (¿Qué harán las Farc?) y la revancha Cúcuta-Boca (¿Qué hará el árbitro?). Otra vez tenemos coincidencias y similitudes.
Voto público o secreto, debate la coalición de Gobierno. Y ese detalle será definitivo, como puede ser la altura en un partido de fúttbol. Voy a ver el partido y les propongo hacer lo mismo. Es más serio y divertido. Vamos Cúcuta. En el mundo real, en el deporte y en la política, no valen las excusas, ni siquiera para los malos perdedores.

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