lunes, 31 de enero de 2011

No es una reforma política. Tampoco es constitucional


Por: Luis Carvajal Basto
Como se indica en sus motivaciones, el texto aprobado por el Congreso, que actualmente hace trámite en la Corte Constitucional, es solo una actualización del régimen de partidos. El país seguirá debiendo una reforma política en serio.

Probablemente muchos de quienes dieron trámite y aprobaron el texto de la reforma, versión 2010, se encuentren convencidos de que el ámbito político se reduce a lo que hagan o dejen de hacer el congreso y los actuales partidos. Les debe parecer que el ajuste a unas reglas de juego constituye una reforma política.

En tal sentido, aparte de aspectos de mecánica, quedan faltando precisiones respecto de otros, en verdad fundamentales, como las listas cerradas, verdadero cimiento de Institucionalización. Otro tanto ocurre con la ausencia de reglas claras y precisas acerca de la participación o no de los Partidos en el gobierno y los compromisos de estos y las bancadas. Sería el primer paso para tener una política “por encima de la mesa” y reducir el campo de acción a componendas y marrullas o politiquería.

La reforma no se refiere a formas de participación diferentes a la electoral como el control de la gestión de legisladores y gobierno, las veedurías ciudadanas y queda en deuda con la descentralización y el ejercicio de la democracia local. Sin embargo, esta reforma contiene un elemento que debe motivar la atención de los colombianos y la Corte Constitucional: la reducción del censo electoral “con machete” o lo que puede entenderse como un recorte al derecho de participación establecido en la Constitución.

Es conocido que el actual censo electoral se encuentra inflado y es bien baja su confiabilidad. La reforma expresa que “El censo electoral determina el número de electores que se requiere para la validez de los actos y votaciones a que se refieren los artículos 106, 155, 170, 375, 376, 377 y 378 de la Constitución Política. Es también el instrumento técnico, elaborado por la Registraduría Nacional del Estado Civil, que le permite a la Organización Electoral planear, organizar, ejecutar y controlar los certámenes electorales y los mecanismos de participación ciudadana”.

Pareciera planteado un dilema entre el derecho a la participación y la dificultad de hacerlo cumplir, un problema técnico, dadas las dificultades para depurar el censo electoral. El texto aprobado por el congreso, en lugar de conminar a la registraduría, otorgándole los recursos para hacerlo, opta por la vía facilista de reducirlo a quienes han votado recientemente o expresen su voluntad de hacerlo.

Aunque la electoral es solo una expresión importante de la participación y tampoco se pueda afirmar que quienes no votan se oponen o rechazan a los gobiernos o al sistema político, no es posible asumir, como lo hace la reforma, que un problema técnico se solucione sacrificando un derecho y pilar de la democracia y la Constitución. Uno que afectaría a más del 50% de los colombianos, si nos atenemos a los promedios históricos. No trata de aumentar la participación de los ciudadanos si no el número sobre el cual se efectúan los cálculos. Eso es absurdo pero también inconstitucional.

lunes, 24 de enero de 2011

Garzón debe responder


Por: Luis Carvajal Basto
El exalcalde no puede evadir sus responsabilidades en la contratación de la fase tres de Transmilenio ni en ninguno de los actos de su mandato.

Luis Eduardo Garzón llegó a la Alcaldía en representación del Polo democrático. El apoyo de un sector del Liberalismo oficial de entonces fue decisivo para que ganara en una reñida elección frente a Juan Lozano, quien aun no estaba en la U y contaba con el respaldo del hoy Ministro de gobierno Germán Vargas.

Se trataba de la primera vez que ese partido llegaba a la Alcaldía de la ciudad más importante del país. Una inmensa responsabilidad para un movimiento, entonces en ascenso, que alcanzó luego con Carlos Gaviria la segunda mayor votación en las Presidenciales, casi dos y medio millones de votos.

Garzón fue acusado de paralizar en su periodo los proyectos de transporte masivo y mantener estático un esquema obsoleto que no convenía a la ciudad ni a los transportadores. Diferentes estudios demostraron que circulaban más de diez mil buses vacios. En algún momento el exmagistrado Carlos Gaviria, entonces su copartidario, reconoció haber recibido apoyos para su campaña presidencial de los mismos transportadores.

Pero fue solo en las últimas horas de su gobierno que el Idu, con una directora nombrada por Garzón quien fue su jefe hasta el último minuto, aprobó los contratos de la fase tres de Transmilenio por un valor de 1.18 billones de pesos. Los mismos que han salido a la luz pública con el escándalo del carrusel de la contratación.

El exalcalde ha dicho que esos contratos no llevan su firma, lo cual no disminuye su responsabilidad. Por el contrario, nos recuerda que muchas entidades del Distrito dejaron contratados millonarios recursos que endosaron a la administración sobreviniente. “Rasparon la olla”, se dijo en su momento. ¿Cada secretario lo haría por su cuenta?¿Reinaba el caos?¿No se convocaban en esa administración consejos de gobierno?¿el Alcalde era solo una figura decorativa o solo lo fue en las últimas horas de su mandato y luego perdió la memoria o , de verdad, no se enteró?

Garzón se ha preocupado de salir en diferentes medios a contar una verdad a medias. La frase “el alcalde no firma”, es diferente a expresar que no sabía de esos contratos, de la falta de estudios etc.

Pero en su caso existe un agravante que exige a los organismos de control y a la opinión emplearse a fondo al escrutar los actos de su gobierno: Quien fuera su contralor y antes de ello gerente de sus campañas políticas fue sancionado por la procuraduría, destituido de su cargo e inhabilitado por quince años para desempeñar cargos públicos por encontrársele un incremento patrimonial que no pudo explicar. Para cualquiera con sentido común, su periodo como contralor y el del gobierno Garzón, su auditado y amigo, quedó en entredicho.

El argumento según el cual no existían impedimentos legales, antes o después de la sanción al entonces contralor, no aplica. Éticos y morales, ante el silencio del exalcalde, todos.

Aun por determinar sus responsabilidades en el carrusel vale preguntarse:¿Sí el incremento patrimonial del contralor de entonces estuvo relacionado con su cargo, por lo cual fue destituido, cómo puede salir indemne el entonces Alcalde?¿Será suficiente su afirmación según la cual los Alcaldes no firman?¿Continuará con que no escuchan ni ven?

lunes, 17 de enero de 2011

2011: el pulso por la opinión


Por: Luis Carvajal Basto
El principio según el cual el objetivo de la política es acceder al gobierno y ejercerlo determinaría una táctica de alianzas que ya anuncian los partidos, pero es un error. Frente a la opinión dos más dos no suman cuatro y la gobernabilidad no depende sólo del Congreso.

En un año electoral para alcaldías y gobernaciones, las elecciones serán menos regionales en las grandes ciudades donde tendrá un peso ascendente el voto de opinión. Por otra parte, las maquinarias asentadas en Departamentos y Municipios se jugaran su supervivencia, en buena medida asociada a puestos y contratos.

Es así como se configurará al final del año el panorama de fuerzas y no en torno a propuestas y programas de gobierno, lo cual debe parecer un retroceso cultural para quienes argumentan el “deber ser” en la política.

Lo que se anuncia es el más crudo pragmatismo. Los verdes, por ejemplo, no han trazado una línea con un discurso ambiental o un modelo de gestión pública. Por estos días, en que se extraña su silencio frente a la tragedia invernal, tratan de establecer si el resultado de su ecuación matemática con Peñalosa es mayor a la que obtendrían con Petro.

Algo similar ocurre en el oficialismo Liberal, donde se anuncian alianzas bajo el principio, otra vez matemático, según el cual en Bogotá “nadie solo obtendría mayorías”, por lo cual se anuncian consultas interpartidistas en junio. Se debe reconocer que la ecuación oficialismo más Cambio Radical podría ser un hito en camino de la unidad perdida , pero como propuesta electoral y de cara a la opinión, descarta muchas variables y contiene una exagerada ingenuidad que se podrá observar en las elecciones.

Los conservadores seguirán apostando a fortalecerse en sectores rurales y pequeños municipios sin que se observe una perspectiva para las ciudades. Como la U, dependerán del arrastre, la estrategia y las ideas del ex Presidente Uribe quien, por cierto, obtuvo mayorías en los últimos años en muchas de ellas y las recientes encuestas no muestran disminución. La pregunta que queda es si, salvo en Bogotá donde si las elecciones fueran ahora él mismo sería elegido Alcalde, sus votos se podrán endosar.

Por los lados del Polo no soplan buenos vientos. Sus líderes tradicionales han abandonado el barco y a Moreno se sindica de hundirlo. Garzón buscando una proyección nacional que no creía encontrar allí, tanto como Petro, sigue la lógica matemática. Si los principios y la historia determinaran sus rumbos, deberían estar juntos, pero la política tampoco es deterministica y sus aspiraciones son idénticas.

En este año electoral de 2011 en que el ambiente político se empieza a calentar con base a comentarios y chismes, acerca del grado de Uribismo del gobierno Santos, convendría a los Partidos estudiar y entender los factores que mueven la opinión, la cual será decisiva como nunca antes, sin renunciar a las matemáticas pero usándolas solamente para contar los votos y no como equivocada y a veces única, estrategia electoral.

lunes, 3 de enero de 2011

Detrás de la consulta liberal


Por: Luis Carvajal Basto
¿Han sido la deslegitimación del Liberalismo como Partido, par y paso con la corrupción de algunos dirigentes; la transformación de las ciudades y el cada vez mayor peso del voto de opinión, la crisis de los partidos tradicionales en Colombia y el Mundo, o todos los anteriores, exclusivos responsables de las descendentes votaciones Liberales en la capital?

2011 será un año de elección de autoridades regionales y Alcaldes. El de Bogotá, se dice, es el segundo cargo más importante del país. El Liberalismo oficial, sin saldar las preguntas anteriores, ha optado por decisión de su directorio Distrital y la actual dirección Nacional, escoger un candidato único sin consultar a sus bases.

Existen, sin embargo, varios “peros”, siendo el más importante que los estatutos Liberales consagraron la consulta como mecanismo para escoger candidatos, acogiendo el espíritu participativo de la Constitución de 1991.La cosa se complica si se tiene en cuenta que mientras la dirección Distrital se escogió con una votación que no supera los 30.000 votos sumadas las cuatro listas mayoritarias que la ocupan, mientras los Estatutos fueron aprobados por más de dos y medio millones de Liberales.

Se ha dicho que la actual dirección Liberal no tiene legitimidad política dados sus precarios resultados, los peores en 60 años, de la primera vuelta presidencial: 600.000 votos en el país, a punto de perder la personería jurídica y 75.000 en Bogotá, el 2.7% del total (¡) no parecerían concederle mayores prerrogativas y en otros tiempos serían suficientes para convocar de inmediato a un Congreso extraordinario, hacer un examen riguroso de equivocaciones, candidatos y políticas. Un alto, para seguir adelante, como lo ha propuesto recientemente, al hacer una autocrítica, el ex Presidente Samper.

Por el contrario, la actual dirigencia se ha lanzado a presentar lo que ha llamado “candidaturas tempranas”, siendo la más importante la de Bogotá la cual pretende surtirse evadiendo el mecanismo de Consulta.

De todos es sabido que el liberalismo de a pié se fraccionó en los años recientes en movimientos como Cambio Radical y la U, llevándose la propuesta del ex Presidente Uribe y luego el Presidente Santos, ambos de origen Liberal, la “parte del León” en toda elección luego de 2002.¿Que le hace pensar a la actual dirigencia que con un candidato ungido recuperará mayorías?

El mecanismo de consulta para escoger candidatos se impuso, entre otras razones, porque permite una discusión ampliada en la que se expresan los intereses ciudadanos a través de las diferentes vertientes. El ganador obtiene el respaldo de quienes no obtienen mayorías. ¿Porqué lo que fue “bueno” en y hasta la elección Presidencial no aplica para Bogotá ahora? Capítulo aparte, merece el análisis de las propuestas y la calidad de los candidatos.

Pero además se encuentra aquí una nueva paradoja: tanto el director del oficialismo Liberal en Bogotá, Doctor Juan Manuel Galán como uno de los precandidatos de Cambio Radical, su Hermano Carlos Fernando, son hijos del inmolado Luis Carlos Galán, quien puso como condición para regresar al Partido Liberal y consiguió del entonces Director, el ex Presidente Turbay, establecer el mecanismo de consultas como el único válido para seleccionar candidatos, por considerarlo más democrático que señalarlos “a dedo”.

Algo va de Galán a su descendencia, pero ¿Qué variables habrán cambiado tanto?