jueves, 26 de julio de 2007

EL BANCO DE LA REPÚBLICA: ¿IMPROVISANDO?

El Banco de la República: ¿improvisando?
Las medidas están pensadas para frenar la inflación y la revaluación, pero van a terminar afectando el crecimiento y el empleo. Al final, el costo político lo va a pagar el Gobierno.
Luis Carvajal Basto

El Espectador
martes, 08 de mayo de 2007


El aumento en los encajes de los bancos encarece el costo del dinero. Suben las tasas de interés a personas y empresas. Como consecuencia de ello, se espera reducir la demanda y conseguir un nuevo punto de equilibrio de mercado. Puede decirse que nos desbordó el buen momento que esta pasando la economía. La oferta no reacciono, par y paso, con el incremento de la demanda y la cantidad de dinero que está circulando. Como consecuencia, los colombianos pagaran más en las cuotas de los carros, las viviendas, los electrodomésticos etc.
Por otra parte, el congelamiento del 40% a los ingresos de capital por un periodo de seis meses, va a disminuir la rentabilidad interna a los capitales extranjeros y lo que se busca es acercar las tasas reales internas a las internacionales y desestimular el flujo de capitales temporales. Esta medida contrasta con el efecto hacia arriba que va a observarse en las tasas internas de interés. En cuanto a los resultados prácticos, no es difícil establecer que no son suficientes para detener la revaluación y que los efectos de las medidas en conjunto, en este sentido, podrían sumar cero.
Le queda a uno la impresión de que la junta directiva del Banco de la República está improvisando. Hace pocos días, compraba dólares masivamente para detener la revaluación, aumentando el circulante con consecuencias como el aumento en los niveles de inflación que ahora trata de controlar. Muchos pensamos que esa intervención, en ese momento, trataba de defender sectores exportadores que veían menguados sus ingresos, y que afectaba negativamente a la gran mayoría de colombianos.
Lo interpretamos como una forma de subsidio. Advertimos que se podría disparar la inflación, como ocurrió. El asunto es que en ese momento El Banco de la república ignoró el mandato Constitucional, como guardián de la inflación, que ahora invoca. Todo esto no parece tener la coherencia que debiera. Se puede perder la confianza que han adquirido empresarios e inversores. Es una mala señal.
Este freno que se aplica a la demanda va a terminar, en el mediano y largo o plazo, afectando la imagen del Gobierno. Si las cifras de crecimiento no son buenas al final del año, nadie se acordará de la junta directiva del Banco de la República. Le van a reclamar responsabilidad al Gobierno que se quedara con el pecado y sin el género, pues el éxito, si lo conseguimos, en el control de la inflación será adjudicado al ejercicio del mandato constitucional por parte del Banco. Al Gobierno le va a quedar el costo político que no tendrá más remedio que asumir.
Colocado frente a lo complejo de la situación, el Gobierno debe echar mano de las variables de la ecuación que están bajo su control. La más importante de ellas, en una situación de exceso de demanda, el aumento de la oferta por la vía de las importaciones en los sectores que resulte necesario, como es el caso de los alimentos. No todo depende del manejo monetario.
En la encrucijada de los empleos que se perderán por la revaluación y los que se van a perder por el freno a la economía, no puede perder de vista que tarde o temprano ocurrirá a quienes hacen descansar la competitividad de las exportaciones en una tasa de cambio favorable. Así ocurre en una economía abierta. Eso es insostenible. También debe tener en cuenta que en el pasado reciente, el control de la inflación y el crecimiento, se debe en gran parte al bajo precio interno de insumos y productos importados.

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