lunes, 26 de noviembre de 2012

Petro y su revocatoria



Por: Luis Carvajal Basto

Ante un problema administrativo, el alcalde se resguarda en consideraciones ideológicas al plantear, de nuevo, el debate entre público y privado; pero, en medio de tantos argumentos “filosóficos” ¿Alguien sabe quien recogerá las basuras el 20 de diciembre? Si se sigue equivocando en este asunto, puede prosperar la revocatoria de su mandato, paradójicamente “promovida” por él mismo.



Cuando la ciudad creía que el del servicio de recolección de basuras era un problema superado, se convirtió en punto de honor para la administración distrital. En ninguna encuesta realizada en los últimos años es señalado como un asunto para solucionar, ni ha sido tema de debate esencial en las campañas para alcalde, ni los ciudadanos lo sienten como un lastre comparable al de movilidad, para citar un caso. ¿Porqué razón es tan importante este asunto para un alcalde que tiene gran parte de su presupuesto por ejecutar, que ha patinado con su tranvía por la séptima y el metro, que se demoró tanto en pavimentar 100 metros de vía en la carrera 11 y que no ha podido solucionar un asunto sencillo, como la llegada del Transmilenio al aeropuerto, aunque la Nación le dé la plata?
Puede ser, como lo afirma el alcalde, que las tarifas que se pagan a los operadores del servicio de recolección de basuras sean demasiado costosas para la ciudad. Si ello es así pueden ser renegociadas, los operadores cambiados etc., en todo caso atendiendo los procedimientos y el ordenamiento legal. Para eso, para buscar eficiencia en los recursos públicos, son elegidos los mandatarios. Es una cuestión de administración y de costos y no un problema ideológico.
Sin embargo, a menos de un mes de vencerse las prorrogas con quienes hoy prestan el servicio, la ciudadanía no conoce de que tamaño son los eventuales sobrecostos, los cuales deben tener como referentes, entre otros, las tarifas en otras ciudades, el tamaño de la inversión y la calidad con que se presta. Nada más costoso que un servicio que no existe, pero ese no es el caso de las basuras en Bogotá que, debemos reconocerlo, funciona, cosa que no ocurría en el pasado, cuando estaba a cargo de la EDIS. Nadie sabe, a ciencia cierta, quien recogerá las basuras el próximo mes. A lo mejor el alcalde lo sabe, pero es un secreto bien guardado.
La semana anterior, luego de una visita de la superintendencia de Industria y Comercio, el alcalde se “atrincheró” en la Empresa de Acueducto, denunciando excesos en los procedimientos realizados, en lo que puede, o no, tener razón, buscando ejercer presión mediática contra los eventuales atropellos, en un hecho que no tiene antecedentes. Si el efecto buscado es conseguir atención y ejercer formas de presión, puede fácilmente lograr lo contrario. No parece que la ciudadanía este dispuesta a iniciar una insurrección por un servicio que se presta, hasta ahora, aceptablemente. El argumento según el cual “los operadores ganan mucho” puede ser objeto de negociación, despertar envidias o estimular la competencia, pero no alcanza para una convocatoria popular a su favor. Puede conseguir, en cambio, una, pero en contra.
¿No sería más sencillo reconocer que no ha tenido tiempo para estructurar una nueva licitación en los términos de Ley y de acuerdo al más reciente fallo de la Corte Constitucional? ¿Será que le cuesta demasiado aceptar que la administración se quedó corta frente a los acontecimientos? Por cuenta de ello no nos podemos devolver a las épocas en que el servicio de recolección de basuras era un caos.
El panorama que se observa no es nada claro y se parece más a una aventura que a una decisión planificada y consensuada. ¿No valdría la pena una consulta popular a ver si los ciudadanos quieren “Estatizar” el servicio? Entre otras razones por cuanto, como ocurre en cualquier democracia, cualquier error en este asunto puede terminar con una solicitud para su revocatoria. En una ciudad con cinco millones de posibles votantes, de los cuales 2.3 participaron en la última elección de alcalde, su victoria, con apenas 723000 votos, no parece sustento suficiente.
@herejesyluis

lunes, 19 de noviembre de 2012

Esposas, mozas y divorcios



Por: Luis Carvajal Basto

El presidente del Senado, doctor Barreras, no debería confundir su percepción de los Partidos con los sentimientos Partidistas de los Colombianos.



En medio de temas como las elecciones norteamericanas y el proceso de Paz, la frase doctor Barreras no tuvo la importancia que merecía. Se refirió al Liberalismo colombiano entendiendo, él, que se trata de la actual bancada parlamentaria, lo que no es lo mismo, pero que, en todo caso, defiende las ideas del Estado Liberal, el equilibrio de poderes, el contrato social y el papel del Estado como promotor del progreso social, la economía y reductor de los desequilibrios, que han sido la esencia de su doctrina y denominador común de sus tendencias.
Fue desafortunada su afirmación según la cual el partido era la “querida” del presidente, aunque sea, apenas, una más entre muchas que han denostado de los partidos, sin los cuales, sin embargo, la democracia que hoy funciona y a la que se refiere nuestra Constitución, no puede sobrevivir.
Hace unos años se afirmaba que la responsabilidad en la crisis de los partidos tenía que ver con el Frente Nacional. Luego de 1991 no se puede decir lo mismo y más adecuado sería afirmar que los partidos en Colombia han sido, al igual que la estructura Institucional y el país mismo, victimas del narcotráfico, la corrupción y la violencia asociada, lo cual no significa que no necesitemos de ellos o que pierdan vigencia nuevas formaciones, como el Polo, los Verdes y otros por verse, que recojan el sentir de sectores de la población o formas de ver esta Colombia del siglo 21 que se transforma aceleradamente.
Hablando de queridas, los partidos tradicionales se divorciaron de la opinión, entre otras razones por diferencias internas, generando fenómenos como la “U”, inicialmente una escisión del Liberalismo entonces oficial, sin que ello signifique que se pierdan de la memoria Nacional logros que son reconocidos como el “sentimiento” Liberal, mayoritario históricamente entre los colombianos. Eso no es gratuito y tiene que ver con antecedentes que a veces se extravían en esa frágil memoria. Vale recordar algunos:
• La liberación de los esclavos en 1851, cuyos responsables fueron José Hilario López y Vicente Azuero, Liberales.
• El reconocimiento de derechos de los trabajadores, mujeres y campesinos propiciado por los Gobiernos de Alfonso López Pumarejo y Eduardo Santos. La modernización del Estado, bajo el supuesto de la función social de la propiedad.
• La modernización y adecuación de las instituciones y finanzas públicas en el Gobierno de Carlos Lleras Restrepo. (Ley 444 de 1967 etc.) Muchas de sus reformas se encuentran vigentes hoy.
• La lucha de Luis Carlos Galán contra la influencia del narcotráfico en la política y sus efectos en la sociedad Colombiana, por la transparencia y la equidad.
• La participación de Alberto Lleras en la superación de la dictadura y en la consolidación de la democracia y la Paz, entonces.
• Las realizaciones del ex Presidente López en el reconocimiento de los derechos de la mujer y la familia, su preocupación pionera en los temas ecológicos, su política exterior que consolidó nuestros derechos en aguas marinas y sub marinas y las políticas públicas del DRI en beneficio del agro.
• La Constitución de 1991, promovida por el Presidente Cesar Gaviria, que transformó la vida del país, “actualizó” el ejercicio y disfrute de derechos más recientes y otorgó rango constitucional a la descentralización y la participación ciudadana.
• El Salto Social del Presidente Samper que dio origen al Sisben y la Red de Solidaridad, sentó las bases para la universalización de Salud y Educación, a pesar del entorno que debió afrontar.
En una sociedad democrática los anhelos y necesidades de los ciudadanos deben ser gestionados por ellos mismos y por los partidos. El Liberalismo lo ha hecho, teniendo una historia centenaria para mostrar que no excluye, si no más bien refuerza, la idea de respeto de la Libertad, las Leyes y la autoridad basada en ellas, como resultante de la soberanía popular. Después del entierro de quinta que dio la Humanidad al fascismo y a las dictaduras de la cortina de hierro ¿Alguien tiene una idea mejor acerca de la manera de organizarnos como sociedad civilizada, diferente al Estado Liberal con sus defectos?
Hablando de divorcios y de la desafortunada categorización del presidente del senado, convendría recordar que fue el gobierno Liberal de López Michelsen, el que hizo posible tanto el divorcio como el matrimonio civil en nuestro país y aunque ahora las tareas son otras, el espíritu, los principios y el talante son los mismos. Vale recordar, por ejemplo, que el Liberalismo fue también la cuna de Cambio Radical, el primer partido del Doctor Barreras, antes de su primer divorcio político.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Nuevos retos para Obama



Por: Luis Carvajal Basto

"…es el primer presidente que gestiona la crisis y gana" Felipe González.



Si. No solo fue el primer presidente negro de los Estados Unidos. En un escenario internacional recesivo y casi depresivo, que ha cobrado la cabeza de sus mandatarios y partidos de gobierno, también fue la excepción. Pero la celebración duró bien poco y, de inmediato, debe afrontar enormes tareas.
Por lo general, una vez elegidos, los presidentes tienen un periodo de gracia que en este caso no aplica. Si no logra un acuerdo antes de diciembre con los republicanos, que mantienen el control de la cámara, sobre el techo de la deuda, los Estados Unidos entrarían el próximo año en cesación de pagos. Los efectos de algo como eso en la economía mundial son difíciles de pronosticar. Rápidamente debe maniobrar.
La economía estuvo en el centro de la campaña presidencial y lo seguirá estando ahora, pero, si resuelve tomar el toro por los cuernos, la tarea más compleja que afrontará, tiene que ver con medidas políticas, de gobierno, que le permitan modificar el cerco conservador que ha reducido la capacidad de intervención de los gobiernos en muchos países mediante medidas como las del techo de la deuda. Si no hubiese aumentado el gasto público desde 2009, el mundo se habría visto ante una catástrofe, pero solo para ser aplazada hasta 2013.
El presidente tiene un mandato actualizado que debe utilizar con firmeza. Se trata de una visión ratificada en las urnas de manera informada y consciente por las mayorías. Una cuestión de principios, acerca del papel del Estado, aplicada a la política del día a día. El New York Times, por ejemplo, editorializó después del triunfo que “En términos más generales, los votantes del Medio Oeste parecían respaldar el argumento del presidente de que el gobierno tiene un papel importante en la creación de empleos del sector privado e impulsar la economía. Ellos rechazaron la posición de Romney de que Washington simplemente debe mantenerse al margen de estas cuestiones y dejar que el libre mercado funcione a voluntad”. Tal es el mandato que recibió el presidente Obama.
Como están las cosas y dado el carácter global de la economía y los mercados, esa decisión del elector Norteamericano trasciende la política interna. Se trata de lograr unos nuevos consensos mínimos acerca del papel de los gobiernos con sus pares europeos y asiáticos, fundamentalmente. Corresponde al presidente Obama liderar un proceso de sincronización de las políticas públicas que corresponda a los problemas globales. Tenemos un ordenamiento institucional internacional previo a la globalización que ya no funciona. Para la muestra el caos en que se ha visto el mundo en esta crisis, sin referirnos a problemas transnacionales como el de medio ambiente o drogas ilícitas. Mercados globales que no encuentran respuestas en gobiernos nacionales que, por otra parte, han perdido gobernabilidad frente a los locales de grandes ciudades.
El asunto más complejo que ha develado la crisis de 2008-2009 es la falta de respuesta de las instituciones de gobierno a esos problemas. Ante argumentos ciertos como ineficiencia y corrupción en la gestión pública, se dieron batallas políticas que culminaron con relevos en los partidos de gobierno, pero que en el fondo han promovido el debilitamiento del Estado Liberal, que en realidad es patrimonio de la humanidad. Medidas como el techo fiscal tienen mucho de razonable, pero funcionan como una camisa de fuerza que condiciona la función y la capacidad de intervención del Estado.
El triunfo de Obama es una forma de decir “alto” a un modelo irracional que no ha tenido ningún inconveniente en llevarse por delante a las instituciones de gobierno con todo lo que ello implica, aunque, como consecuencia de la corrupción la mala política y peores políticos, el desgaste de los partidos y la democracia, en muchos lugares del mundo, no necesite ayudas exógenas.
Recuperar las finanzas públicas, reducir la cifra de doce millones de desempleados, conseguir competitividad de su propia industria, por ejemplo, son metas para las que resulta imprescindible un acuerdo de mínimos en la globalización entre los gobiernos del mundo. La tarea más importante del presidente Obama, el primer ciudadano negro en ser elegido presidente de los Estados Unidos, el primero en ratificarse en medio de la crisis, consiste en ser el primero en consensuar esas nuevas reglas que permitan a los hombres y mujeres de los Estados Unidos y de todo el mundo, beneficiarse del progreso tecnológico y la globalización en lugar de padecerlos.
@herejesyluis

lunes, 5 de noviembre de 2012

Las apuestas dicen Obama

 

Por: Luis Carvajal Basto

El resultado de las encuestas es un empate técnico. Cualquiera puede ganar. Sin embargo Obama es claramente favorito cuando se pregunta “¿Quien cree usted que va a ganar?” Eso se ha traducido en las apuestas que dan ganador al Presidente que, por otra parte, ha hecho méritos para ser reelegido.


La elección presidencial en los Estados Unidos pocas veces ha estado tan apretada apenas a horas de la votación. Las encuestas dicen que la cosa está 48% Obama- 48% Romney en términos de votos, aunque con una leve ventaja para el presidente en el Colegio Electoral, para alcanzar la cifra mágica de 270 delegados que se necesitan. Cualquier variación en Carolina del Norte, Virginia, Florida, New Hampshire, Iowa, Ohio, Nevada y Colorado, en el último momento puede cambiar la elección. Como ejemplo Romney gana en las encuestas en Florida por un escaso 1%(29 votos electorales) y pierde en Ohio por 2%(18).Sobre un total de 538 votos Obama parece tener asegurados 201 y Romney 191, mientras 146 están muy apretados.
La campaña ha estado signada por las malas cifras de la economía que han mostrado un ligero repunte, favorable a Obama, en el último trimestre cuando mostraron un crecimiento del PIB de 2.0, el cual no es todavía suficiente para reducir la cifra de 12 millones de desempleados, aunque la cifra de desempleo en octubre, 7.9%, fue la segunda más baja desde 2009 y el sector privado creara, en el último mes, 170.000 nuevos puestos de trabajo. Todo parece indicar que en un entorno mundial recesivo, la economía norteamericana se encuentra saliendo del hueco gracias a las políticas de Obama, pero ni siquiera la comparación con las malas cifras de Europa han sido argumento suficiente para convencer a muchos votantes de la difícil situación que heredó. Tampoco parecen recordar que fue la falta de regulación promovida en los gobiernos Bush, la que permitió la crisis de la burbuja, responsable de casi todo lo negativo que hoy ocurre con la economía. Un Romney que no se muestra tan radical, se ha encargado de impulsar esas formas de amnesia.
También se ha querido extender la idea según la cual el presidente no tiene mucho para mostrar de su primer mandato, como si no fuera suficiente evitar otra gran depresión de características mundiales, lograr la reforma a la salud ampliando su cobertura, crear, en un escenario recesivo, más de cinco millones de nuevos empleos y reglamentar la igualdad salarial entre sexos. Pero el asunto no trata solamente de lo que hizo si no de lo que hubiese ocurrido si no lo hace.
El juego sucio no ha estado ausente en esta reñida campaña: Donald Trump, promotor de Romney, anticipó una “noticia excepcional” que, supuestamente, “acabaría” con Obama, la cual resultó un refrito de las denuncias sobre su lugar de nacimiento; Un diario “presentó” cifras según las cuales de tres millones de empleos creados, dos correspondían a nuevos inmigrantes, y, finalmente, se extendió el rumor según el cual las empresas automotrices, que en realidad fueron salvadas por Obama, trasladarían sus producciones a China, afirmación desmentida de inmediato por los responsables de esas empresas. “Calumniad, calumniad, que de la calumnia algo queda” dicen, parodiando a Voltaire, los malos políticos en Latinoamérica. En Estados Unidos pasa algo parecido, por cuenta de malos políticos Republicanos. El mismo Romney hace constantemente afirmaciones que luego contradice, como cuando afirma que “los Estados Unidos han perdido los empleos por las políticas de Obama”, para luego decir que es por “las trampas cambiarias de China”, país a donde muchos empresarios, como él, han desplazado sus inversiones.
Lo que está en juego no es solamente el gobierno de los Estados Unidos. Será determinante para el mundo, comenzando por Europa donde el Estado de Bienestar ha sido fuertemente cuestionado y, prácticamente desmontado o a punto de serlo, en medio de la crisis fiscal de los gobiernos. Un triunfo de Obama será un espaldarazo al papel de los gobiernos como promotores de la economía, el empleo y la reducción de los desequilibrios. Si gana Romney ocurrirá lo contrario y los Estados Unidos quedarán expuestos a repetir crisis como la de 2008.Ni hablar de los efectos fiscales que tendrían las propuestas de Romney o su impacto en la clase media y los más pobres. El interés individual, es cierto, es el motor de nuestras sociedades, pero sin reglas ni Estados sólidos, ese mismo interés no puede ser garantizado. Es el fundamento del Estado Liberal.
Ante la dificultad de utilizar, en este caso, las encuestas, como se señaló arriba, para predecir un resultado, queda la herramienta del sentido común social y, un poco, el albur que expresan las apuestas. Estas arrojan 66-34 a favor de Obama. Esperemos que esa cifra se exprese en el colegio electoral.
@herejesyluis
P.D: Ha dicho el señor Romney que Obama sabe poco de negocios. Probablemente tenga razón. Si usted necesita generar utilidades en su portafolio de inversiones, puede escoger a Romney, pero si se trata de elegir un presidente, no dude en hacerlo por Obama.