lunes, 28 de enero de 2013

2014: Entre Santos y Vargas Lleras


Por: Luis Carvajal Basto

En un año pre electoral las encuestas señalan que el próximo presidente será uno de los dos. Sin embargo, cualquiera de ellos, gobernaría con una coalición diferente a la que ganó en 2010 y con una oposición importante en el congreso.

Es cierto que la política en Colombia se encuentra polarizada entre Santismo y Uribismo. Por razones legales, en cuanto Uribe no puede ser reelegido, esa rivalidad no podrá ser observada en las próximas presidenciales. El ex presidente no logra endosar sus votos y el candidato que suele identificarse con él, su ex ministro Zuluaga, apenas llega al 4.4% de las preferencias.
Coinciden las encuestas, antes Gallup y ahora Datexco, en que una cifra superior al 40% de los electores volvería a elegir al presidente Santos, un nivel de aprobación que supera a cualquiera de sus posibles contendientes.
Contrario a lo que le ocurre al Uribismo, que no encuentra reemplazo para su líder, la nueva coalición presidencial, que no tendrá su respaldo, tiene en Germán Vargas Lleras un comodín que podría encabezar lista para congreso o ser candidato presidencial con altas posibilidades de ganar en caso de que Santos no se presente. En la encuesta de Gallup, realizada en agosto de 2012, aparece con un 41% de la intención de voto, bien por encima de candidatos de izquierda o Uribistas, mientras que ahora obtendría el 25% de los votos si encabeza lista de congreso.
La división en la coalición que eligió presidente en 2010 no generará automáticamente el ascenso de otras candidaturas o eso no se observa en las encuestas. Antonio Navarro y Clara López aparecen como los mejor posicionados, pero lejos aún de Santos o Vargas Lleras aunque por encima del ex ministro Zuluaga. En esas condiciones resulta difícil establecer quien acompañará a Santos o Vargas en una eventual segunda vuelta.
Pero si la política a nivel presidencial parece “congelada” es precisamente en el congreso donde se encuentran las mayores novedades: el Uribismo tendría mayorías si el ex presidente encabeza sus listas, decisión que tarde o temprano tomará, y ese solo hecho sin duda alterará el panorama político de que hoy se ocupan las encuestas.
La otra novedad es la medición de una eventual lista de senado encabezada por el ex candidato presidencial Horacio Serpa que alcanzaría un 9% de los votos, cifra que duplica la votación obtenida por el candidato Liberal y hoy ministro Rafael Pardo en la primera vuelta de 2010. Serpa, a pesar de sus derrotas, se ratifica como el mayor elector dentro del Liberalismo.
De mantenerse las actuales reglas de juego los miembros del congreso actualmente elegidos tienen límites en su desplazamiento para conformar listas en grupos de ciudadanos etc. Ello no afectará directamente el resultado de las presidenciales pero sí la composición del Congreso y puede anticiparse que el Uribismo desplazará y renovará buena parte de él puesto que muchos de quienes lo representaron en el pasado no conformarían sus listas en 2014, entre otras razones porque no pueden. Está claro que la fortaleza del nuevo Uribismo tiene un fuerte sustento en la opinión y no tanto en las maquinarias políticas que se mantienen en la coalición. Otra cosa sucedería si se abre paso el cambio en la circunscripción nacional para senado disminuyendo el arrastre de la imagen de Uribe encabezando sus listas.
El panorama que se observa, de mantenerse las actuales tendencias, es que al dividirse la coalición que eligió al presidente Santos, los resultados pragmáticos se observarán apenas en 2014 con un presidente Santista y un congreso que podría ser mayoritariamente opositor poniendo en dificultades la gobernabilidad que se refiere al Congreso. Allí observaríamos otro escenario de una polarización que hasta ahora ha sido apenas mediática.
Posdata: Esta nota pretende interpretar los acontecimientos políticos, con sustento en encuestas y estudios de opinión, hasta hoy y no se refiere necesariamente a las preferencias personales de su autor.
@herejesyluis

lunes, 21 de enero de 2013

Menos intereses



Por: Luis Carvajal Basto

El país espera una rebaja importante en las tasas de interés que se han convertido en un lastre para la economía.


A cinco años del estallido de la crisis el mundo no ha podido superarla. De acuerdo con las previsiones del Banco Mundial el crecimiento del PIB en 2013 debe parecerse a 2012, situándose alrededor del 2.4%.Aunque se habla de crisis fiscal y disfuncionalidad de los gobiernos, la crisis está, como en el origen, caracterizada por una alta dosis de incertidumbre que tiene a la economía funcionando a bajas revoluciones.
En Colombia sus efectos nos han llegado por la vía de la estabilización en los precios del petróleo y por la “caída” en la demanda mundial y en las exportaciones de carbón, responsables de gran parte del crecimiento en los años anteriores, y no por la disminución en las compras por parte de nuestros principales compradores, con la excepción de lo ocurrido con Venezuela en trance de superación. Ello habla bien de nuestra capacidad de mercadeo pero nos deja pensando acerca de lo que no hicimos, pudiendo hacerlo, evitando el bajonazo del PIB en el tercer trimestre del año anterior. El Banco Mundial sitúa ahora nuestro crecimiento en 2012 en el 3.5% y en 2013 en el 3.8%.Parece, sin embargo, una visión un poco pesimista que no tiene en cuenta, suficientemente, el impacto de medidas que podemos asumir.
Dentro de ellas, las que dependen de nosotros, como dinamizar el sector de construcción, sincronizar la ejecución del gasto público y un manejo adecuado de las tasas de interés, son fundamentales. Proyectos como el de las 100.000 viviendas y el plan de vías por 40 billones, deben complementarse con un empujón a la construcción en Bogotá, ciudad en que no existen muchos terrenos para desarrollar pero si una inmensa cantidad de barrios sub habitados y cientos deficientemente construidos por su reciente legalización. En 2013 el gobierno y las entidades de control deben ocuparse de manera proactiva de la oportuna ejecución de los presupuestos públicos por parte de las entidades territoriales, comenzando por las regalías, y, por sobre todo, el Banco de la República hacer su aporte al bienestar y al crecimiento con un manejo razonable de las tasas de interés. Son variables que, a pesar de la crisis, podemos “controlar”.
Precisamente, desde esta columna, advertíamos en marzo del año anterior acerca de los efectos nocivos de las altas tasas de interés al expresar que “El efecto psicológico y económico del aumento de las tasas de interés, se está convirtiendo en un freno indeseable para el buen desempeño de la economía y sobre ello deberían reflexionar los miembros de la junta directiva del Banco de la República quienes, paralelamente, deben lidiar con el flujo de dólares que ello produce y sus consecuencias en la tasa de cambio.” Nos parecía que factores como el alto precio de los productos básicos podrían no mantenerse por mucho tiempo como efectivamente ocurrió. Finalmente, el impacto en el crecimiento se pudo observar en el tercer trimestre del año anterior y el desestimulo a sectores de la producción nacional, y no solo a los exportadores de flores y otros, que han diversificado mercados, también.
Por cuenta de la tasa de cambio, que resulta entre otras razones del diferencial de tasas de interés internas con las internacionales, existen innumerables productos que resulta mejor comprar afuera que producirlos internamente, con sus efectos sobre el empleo ,para no hablar del freno a la inversión y la demanda que han generado. Hoy, por ejemplo, el crédito de consumo para usuarios se encuentra en niveles del 30% que no resiste comparación con una inflación cercana al 3% y es un llamado a revisar los niveles de encaje.
Está muy bien y debemos felicitar a la junta directiva del Banco por sus éxitos en el cumplimiento del mandato constitucional de controlar la inflación. Una vez hecho esto, debemos insistir en que las circunstancias del mundo y el país ameritan un recorte importante en los intereses que pagamos. Han entendido esta situación excepcional la Reserva Federal en los Estados Unidos y los principales bancos centrales. Parece llegada la hora de ponernos a tono.

lunes, 14 de enero de 2013

El Estado Rehén


Por: Luis Carvajal Basto

El abismo fiscal en los Estados Unidos y la crisis en Europa identifican la principal amenaza contra el Estado en 2013.

El 31 de diciembre un mundo asustado de verdad, estaba más pendiente del acuerdo en el congreso norteamericano que de la llegada de los reyes magos o cualquier otra noticia. La expectativa lanzó las bolsas a la baja y el acuerdo solo sirvió para aplazar, hasta marzo, la negociación acerca de la capacidad del gobierno para endeudarse, cumplir sus compromisos y funcionar, más allá del techo establecido de la deuda pública.
El asunto, en apariencia, tiene que ver con recursos o impuestos insuficientes o gastos excesivos. La posición republicana de recortar gastos, saliendo de una recesión o aun en ella, se sitúa claramente en contravía de la receta Keynesiana probada desde la crisis del 30, según la cual el gasto público conduce a la economía a un nuevo equilibrio cerrando la brecha recesiva. Para los republicanos y la “derecha” europea, el aumento de impuestos, que permite nivelar los gastos del gobierno, genera desempleo.
Pero, en realidad, esa es una discusión incompleta en cuanto se refiere, en primer lugar, a soluciones para la economía de un país en un mundo globalizado y después, deja de lado la naturaleza política y social de la función estatal.
Es verdad que con la posibilidad de hacer inversiones en cualquier parte del mundo, debido a la libre movilidad de capitales, si algún país aumenta excesivamente sus impuestos, en igualdad de otras condiciones como tasas de ganancia o riesgo, la inversión se desplazará hacia otras latitudes y con ella la dinámica de la economía y los empleos. No está probado, sin embargo, que la sola reducción de impuestos se convierta en garantía de competitividad. Es el dilema en Estados Unidos y en Europa.
Por otra parte, las sociedades no funcionan sin Estado. Las empresas tampoco. El interés particular es el fundamento de la sociedad contemporánea pero sin la prevalencia del interés general y un Estado que garantice el cumplimiento de unas reglas nos “devoramos” o entramos en caos. En teoría los mercados se regulan solos; en la práctica, para poner un ejemplo, pueden demorarse mucho y, en el entretanto, ¿Nos sentamos a observar?
Pero, siguiendo con la teoría, incluso para los fundadores de la economía clásica valían excepciones para el libre mercado. Ya David Ricardo en el siglo 19 explicaba que “industria incipiente” y” seguridad Nacional” las ameritaban. ¿No son estos dos casos aplicables a lo que está ocurriendo en los Estados Unidos en las puertas, otra vez, del abismo fiscal?
Lo que vivimos es la paradoja de un mundo globalizado y los límites del Estado Nación. Si bien la política y los presupuestos públicos mantienen un ámbito nacional no ocurre lo mismo con la economía y los mercados. Mientras nos ajustamos a esa realidad el mundo debe funcionar. El techo fiscal, incorporado a las legislaciones en muchos países, entre ellos Colombia, que ha reducido su déficit fiscal, es una manera teóricamente “racional” de solucionarla que ya ha demostrado su ineficiencia al amarrar las manos al Estado en momentos de gran dificultad, como la crisis que arrastramos desde 2008, en los cuales se requiere su intervención.
Si el techo fiscal es una trampa, con otra trampa podremos salir de ella, han dicho economistas de la talla de Paul Krugman, al justificar la emisión de una moneda de platino que le permita al gobierno endeudarse.(Ver http://www.nytimes.com/2013/01/11/opinion/krugman-coins-against-crazies.html?hp&_r=0). Pero la democracia no puede funcionar a punta de triquiñuelas ni remiendos. Obama, recién elegido, debe tener la capacidad de iniciar una reforma de fondo que sirva como modelo a un mundo confundido.
Porque de no hacerlo, no solo él y su gobierno seguirán siendo rehenes de la politiquería. El Estado, en todas partes, dejará de cumplir su función y quedaremos en manos de un interés particular indispensable pero incapaz de mantener la convivencia y el progreso que garantizan, incluso, su propia existencia.
@herejesyluis
Posdata: Un buen ejemplo del papel del Estado y la defensa del interés general lo está dando la Directora de Parques nacionales al impedir la destrucción de bosque en el Tayrona que pretenden algunos inversionistas hoteleros. El Tayrona, como el páramo de Santurban fuente hídrica fundamental, es patrimonio de todos los colombianos y no deben ser negociables. Esta fotografía, http://www.flickr.com/photos/92096275@N02/8370743518/in/photostream ,fue tomada en el Tayrona hace pocos días. Está, todavía, en nuestras manos que sobreviva.

lunes, 7 de enero de 2013

Demagogia versión Angelino



Por: Luis Carvajal Basto

Al calificar como "miserable" el incremento del 4.02% en el salario mínimo puede ser que el vicepresidente quedara "bien" con algunos de sus seguidores. A otros, en cambio, tendrá que explicar cómo se aumentan los salarios “generosamente” sin amenazar al empleo en un mundo globalizado. Si así terminó el 2012 no es difícil hacer alguna cábala sobre el año político que comienza.

Uno de los dilemas más fuertes del Estado contemporáneo es el que se refiere a equilibrar el ejercicio de sus funciones con los impuestos que se pagan, sin afectar la competitividad del propio país. Es el que viven sociedades como la norteamericana, en el llamado abismo fiscal, o las europeas, con excepción de Alemania. Una combinación de exceso de tasas impositivas, para estar en capacidad de atender el gasto público, con salarios “altos” se describe frecuentemente como la razón que genera pérdida de competitividad de los países, es decir, desempleo. Con una prácticamente libre movilidad de capitales, las inversiones y el empleo se trasladan a aquellos países con bajos salarios, bajos impuestos y escaso control ambiental. Por ello, entre otras razones, China es el paraíso de la manufactura y, ante ausencia de normas globales de obligatorio cumplimiento, se ha convertido en la fábrica del mundo.
La oferta china, en situación de libre comercio, está nivelando los salarios mundiales por lo bajo, esto es una realidad, diferente a lo que “debería ser”, pero es en ese escenario en que se mueven los gobernantes, diferente al de los candidatos o los partidos y movimientos de oposición.
Por eso han extrañado las declaraciones, para la tribuna, del vicepresidente Garzón cuando ha calificado como miserable el incremento en el salario mínimo, a pesar de que se situó casi 1.5 puntos por encima de la inflación. Olvida nuestro Vice dos consideraciones.
La primera de ellas es que la pobreza no se termina con un decreto de ningún gobierno referido al alza de salarios aunque, como dijera nuestro gran Kid Pambelé, mejor rico que pobre, claro. Eso pensaron muchos de los gobiernos en Latinoamérica en los 70s y 80s.La inflación, el peor de los impuestos, se desbordó y ni la escala móvil de salarios reglamentada, subían a medida que subía la inflación, alcanzó para mantener la capacidad de compra de los trabajadores y la gente. Muchos no olvidamos el caos que arruinó nuestras economías. Es una lección que creíamos aprendida.
La segunda consideración es el efecto de la declaración desde el punto de vista político: es una expresión de populismo que creíamos superado y que va en contravía de las acciones del gobierno al que él mismo pertenece. Mientras la reforma tributaria eliminó los parafiscales, para hacer más competitivo el trabajo nacional y formalizar la precariedad del empleo, el Vice propone una medida que anularía, en términos prácticos, ese esfuerzo. Claramente no será parte de la fórmula de Santos si tenemos reelección. Aunque puede ser otro Garzón, de corte muy parecido, el que haga sus veces, sin considerar que el resultado, en el mediano plazo, también sería parecido. Cualquiera diría que la fórmula que más le conviene a Santos, de acuerdo con encuestas y situación política, sería la de su consentido Ministro Germán Vargas Lleras. Tendría, así una coalición más real, pues la que ganó en 2010 está rota, a nivel de las cabezas y, tarde o temprano, a nivel de los aspirantes al nuevo congreso y al actual. Al final, son solo cábalas.
Que un dirigente de la talla de nuestro Angelino, aspirante a la presidencia de la OIT hace poco, desconozca las reglas del mercado mundial del trabajo, hoy por hoy, resulta difícil de creer. Que se “atraviese” en las decisiones del gobierno al que pertenece, no tanto. Pero que algunos ingenuos todavía acepten como convenientes las fracasadas recetas del populismo es, en verdad, inexplicable, sino fuera por el entorno político. ¿O politiquero? En menos de seis meses lo sabremos con certeza.