lunes, 31 de marzo de 2014

Bogotá, después de Petro

Después de Petro

Luis Carvajal Basto
La paradoja de una ciudad pujante y en desaforado crecimiento, castigada por falta de liderazgo, administración deficiente y mala política.
Por: Luis Carvajal Basto
La de Bogotá en los últimos años es una historia de caóticas administraciones, lo cual  ha sido posible porque la ciudadanía lo permite: con cinco millones de electores el ex alcalde Petro fue elegido con una cifra cercana a 730.000.La devaluación en la política se confirma con la escasa participación, 10% por debajo del promedio nacional.
Si la de Petro fue una administración deficiente las anteriores desnudaron  corrupción asociada a  mala política que venía incorporada en el engranaje de la ciudad, como se ha podido observar con el conocimiento, inexplicablemente incompleto, que hemos tenido de los carruseles. El fracaso administrativo no sería posible si los organismos de control hubiesen cumplido su función y si la ciudadanía, desarrollando el mandato constitucional, ejerciera su función de veeduría. El control de la gestión ha estado en manos de los medios de manera tan esporádica como exclusiva.
En el caso de Petro, sin embargo, se debe reconocer la oportuna y transparente gestión de la Veeduría Distrital que advirtió, sin ser escuchada y sin supuestos sesgos ideológicos, de los errores cometidos. El petrismo, igual que los malos políticos tradicionales que criticó, prefirió el recurrente “tapen tapen”. El dilema de corruptos o ineptos, ante el que muchos nos quieren poner a escoger, es inaceptable.
A pesar de los sucesivos alcaldes Bogotá sigue manteniendo la misma lista de pendientes: En movilidad el sistema integrado de transporte es una quimera y el metro, tantos años después de prometido, está en el mismo lugar en que empezó, mientras  a Transmilenio le falta poco para colapsar; en vivienda, estamos en las mismas o peor; las cifras de seguridad han mejorado pero la percepción de inseguridad crece: la ciudad y sus problemas se multiplican. Sus administradores no funcionan.
Los ciudadanos seguimos escogiendo gobernantes apegados a factores diferentes a los que aconseja el sentido común: experiencia, honestidad, equipo, conocimiento de  ciudad, del sector público y del privado, y un talante democrático que le permita escuchar y canalizar las iniciativas de la gente en lugar de confrontarla.
Todo esto pasa en una ciudad que, a diferencia de muchas tanto en Colombia como en el exterior, tiene unas finanzas públicas prácticamente saneadas, como lo confirman constantemente las firmas calificadoras, y una cultura tributaria que se ha mantenido a pesar de la corrupción el despilfarro y  la incompetencia de sus dirigentes. El metro, por ejemplo, se puede hacer  porque tenemos expectativas ciertas de recaudo, por el apoyo de la Nación  o porque cualquiera nos presta. La ciudad vive, en este campo, todavía, una época de vacas gordas con la que no se corresponde su probadamente inferior dirigencia política.
En la actualidad tenemos un alcalde encargado y tendremos otro mientras se realizan elecciones en las que elegiremos uno nuevo hasta diciembre de 2015, sin olvidar que Petro se acaba de ir. ¿Planes?, ¿Programas?, ¿Continuidad?
A todas estas, aparte de remiendos y “saludos a la bandera”, la ciudad necesita una actualización de su estatuto orgánico que, veinte años largos y muchos episodios después de su promulgación, está obsoleto. El gobierno nacional, que ha ratificado su compromiso con la ciudad hasta “prestarle” un alcalde, podría restablecer la consejería presidencial para Bogotá, a ver si juntos, Nación y Distrito, encuentran el camino que hace rato perdimos.
@herejesyluis
Casanare: Para muchos “expertos”, la sequía es la misma de años anteriores ¿Alguno podrá explicar qué pasó, entonces, con el agua?

lunes, 17 de marzo de 2014

Elecciones presidenciales.¿Resucitó la ola verde?

¿Resucitó la ola verde?

Luis Carvajal Basto
Los resultados de la encuesta de Datexco de la semana anterior parecen indicarlo. ¿Correrá Peñalosa la misma suerte de Mockus en 2010? ¿Es un “Caballo de Troya” del ex presidente Uribe?
Por: Luis Carvajal Basto
La encuesta tiene cuatro datos importantes, tres de ellos pronosticados con anterioridad en esta columna:1) tendremos segunda vuelta 2) Peñalosa sería el rival de Santos .3) en esa segunda vuelta lo derrotaría y es la primera vez, en esta campaña presidencial, que algún candidato lo consigue y 4) Se ratifica que  el voto en blanco tampoco “funcionará” en las presidenciales, como inocentemente lo plantearon varios analistas.
El incremento de la abstención en ciudades  como Bogotá constituye una señal inequívoca de la pérdida de credibilidad en la política por parte de importantes sectores fundamentalmente urbanos. Los escándalos de corrupción y la mala calidad de la competencia política, que cada vez más se decide en los tribunales y menos en las urnas o en el debate de ideas, así como el desgaste de clichés como el de “izquierda”, que la gente confunde con el caos administrativo en Bogotá o la violencia de las FARC, acaban de completar la fórmula para un caldo de cultivo de un fenómeno como la ola verde en que la gente deposita confianza, esperanzas y rechazo a unos actores políticos  que se han caracterizado por su indiferencia con la opinión.
El ex alcalde Peñalosa  tiene fortalezas como mandadas a hacer para el momento: siendo un político experto es lo menos parecido a un político “típico”; tiene experiencia en administración pública para mostrar; es “amigo” de dirigentes como el joven Simón Gaviria quien militó en uno de sus movimientos, de Álvaro Uribe quien le cargó megáfono en la anterior campaña a la alcaldía; de sectores de “izquierda” con quienes ha podido convivir en la alianza verde. Pero también tiene debilidades: como muchos políticos típicos con frecuencia cambia de partido; nunca ha definido muy bien su norte ideológico y, seguramente la más importante, su pésima exposición pública le ha llevado en el pasado  a ir perdiendo con los días adeptos. Mejor dicho: comienza ganando y termina perdiendo como regla.
Para el presidente candidato las cosas ahora no son tan sencillas y así lo confirma una mirada al escenario político.
La coalición de gobierno consiguió 47 senadores y  92 representantes. Es decir, sin el partido Conservador y sin nadie más, tiene prácticamente garantizada la gobernabilidad, en  el congreso, si Santos es reelegido. De cara a las presidenciales, puede pensarse que si el conservatismo continúa dividido, al menos 11 de sus senadores apoyarían la reelección del presidente.
Sin embargo una cosa son las elecciones de congreso y otra las presidenciales. En estas, el peso de la opinión es superior, entre otras cosas porque las maquinarias políticas, senadores, alcaldes y gobernadores, ya tienen sus curules. Pero hay otros factores y, por ejemplo, vale recordar que los verdes en 2010 consiguieron solo  5 senadores pero Mockus pudo contar 3 millones cien mil votos. Es el peso de una opinión ubicada fundamentalmente en Bogotá y las capitales que, a “izquierdas” y “derechas” se balancea. En esas mismas elecciones el hoy alcalde Petro logró 1.300.000 electores. Ese voto no clientelar de las ciudades será decisivo el 25 de mayo, mucho más que el camino a  seguir  por la dirigencia conservadora.
Las decisiones de Santos, en estos escasos 70  días, serán definitivas para conseguir  el respaldo de esos sectores de opinión, para lo cual debe afrontar tres escollos importantes:1) los tiempos del proceso de paz; 2) la destitución del alcalde Petro, en la que no tiene velas pero le tocará servir como notario  y,3)  la más importante, proyectar una imagen renovada como candidato. ”Más de lo mismo”, como vienen sus asesores insistiendo, no parece una consigna adecuada.
Históricamente, la aparición de “salvadores” se convierte, con el tiempo, en fuente de grandes decepciones, pero por ahora vale decir que  el Peñalosa de esta encuesta le puso picante a unas elecciones aburridas.
@herejesyluis

lunes, 10 de marzo de 2014

Elecciones parlamentarias en Colombia

La reelección, en problemas pero firme

Luis Carvajal Basto
Los resultados de las elecciones de Congreso, a pesar de la esperada alta votación de Uribe, quien al final no consiguió los anunciados 30 senadores, confirmaron las mayorías de la coalición de gobierno. Si nada cambia tanto, Santos será reelegido y tendrá mayorías en el congreso, pero la noticia de ayer es la baja participación.
Por: Luis Carvajal Basto
Como lo anticipamos en esta columna, el voto en blanco era un fantasma. Se podía anunciar, pero a la hora de contar, el 30% que pronosticaron algunos encuestadores se desvaneció para quedar muy cerca del promedio histórico: en 2010 tuvimos casi medio millón, comparable al 6% de ayer.
Pese a las curules del centro democrático, imputables claramente a la imagen del presidente Uribe y a la lista cerrada, la coalición tendrá mayorías en el congreso y la gobernabilidad del presidente Santos, quien todo indica será reelegido, parece garantizada. El Liberalismo, la U, Cambio radical y el Conservatismo mantienen mayorías. No parece que los conservadores elegidos cambien de opinión, siendo una posibilidad como se vio en su convención, porque sus candidatos presidenciales son débiles y el hecho político que ha logrado el ex presidente Uribe no alcanza para cambiar las tendencias.
¿Lograrán los expresidentes Uribe y Pastrana conseguir un giro de los congresistas conservadores para respaldar a Marta Lucia Ramírez? El presidente deberá emplearse a fondo, pero ese hecho generaría una lectura sobreestimada de la influencia de las maquinarias en las presidenciales, cuando  tendrá mucho más peso el voto de opinión, pero no deja de ser una posibilidad que forzaría variaciones en unas elecciones que , en todo caso, serán completamente diferentes a las de ayer.
Los partidos de izquierda se mantuvieron en sus cifras habituales y de cara a una segunda vuelta presidencial pueden ser importantes electores estando en el medio del debate electoral el éxito o fracaso del proceso de Paz que polarizará esas elecciones. Enrique Peñalosa será candidato Verde y, al final, competirá por ser  contendor de Santos en segunda vuelta, que la tendremos. 
Pero sin duda el rasgo más sobresaliente en las elecciones de ayer fue la baja participación,  descolgada del  todo de los promedios históricos y lejos de las dos elecciones anteriores cuando fue del orden del 45%.En Bogotá, con cinco millones largos de potenciales electores, estuvo  casi 10% por debajo. Es el divorcio entre política, reducida a su expresión electoral y una opinión pública, cada vez más y mejor informada, que sigue creciendo al dejar de votar. Ayer se encendieron, otra vez, las alarmas pero los políticos, más preocupados por la urgencia de atender elecciones, no parecen tener  tiempo, por ahora, para  asuntos verdaderamente   importantes como el de regenerar la política que todos esperamos.
@herejesyluis

lunes, 3 de marzo de 2014

Colombia, elecciones 2014. El fantasma del voto en blanco

El fantasma del voto en blanco

Luis Carvajal Basto
Al suponer como un hecho la reelección del presidente sus contradictores empiezan a utilizar el voto en blanco como herramienta política.
Por: Luis Carvajal Basto
Las tres encuestas realizadas la semana pasada son consistentes con las de meses anteriores al coincidir en que cualquiera sea el escenario y su contendor, el presidente Santos será reelegido , con dos   consideraciones: 1) No alcanza  en primera vuelta, aunque se esperen los resultados del efecto Vargas Lleras y 2) La perspectiva del voto en blanco que en las mediciones del mes anterior (incluso, en la de Datexco  publicada ayer todavía le gana) superó al propio Santos, convirtiéndose en instrumento de  promoción por sectores  de la oposición que se dan, a  sí mismos, desde ahora como perdedores.
Esto dio lugar a que cada vez  con mayor frecuencia, desde diferentes orillas, se “amenace” con el voto en blanco en una segunda vuelta presidencial como instrumento de veto a sus resultados. El voto en blanco se convierte en el argumento más fuerte de quienes resulten derrotados, para objetar no solo el eventual triunfo de Santos si no su gobernabilidad, desde antes de ser elegido, y el mismo proceso de Paz. Se empieza a convertir en una vacuna política para argumentar luego algo como que “vence, pero no convence”.
En el panorama actual que dejan ver las encuestas se observa que a una segunda vuelta pasaría el presidente con un candidato de la oposición Uribista que podría ser, de acuerdo con las tendencias observadas, Enrique Peñalosa,  su “gallo tapado”, quién ganará la consulta entre los verdes. La candidatura Zuluaga no arrancó y ni siquiera el anuncio de Carlos Holmes como vicepresidente la pudo reactivar y quitarle su tinte azul. La que parecía promisoria de Marta Ramírez se estancó apenas el nombramiento de su vice recordó sus vínculos con el ex presidente Pastrana y el Caguan, por otra parte, la “izquierda” no encontró, y ni siquiera intentó, hasta ahora, un candidato de unidad.
Así las cosas  y a pesar de su todavía cómoda situación en las encuestas, a Santos le corresponde intentar cambiar, para mejorar, un entorno en el que aparece como seguro ganador y la primera batalla, el principal hecho político, ocurrirá el próximo domingo cuando se defina el  nuevo congreso  y tomemos la recta final de las presidenciales. Sin duda la coalición obtendrá mayorías, pero ¿De qué tamaño?
Hasta ahora la campaña por la reelección se ha centrado en la expectativa de Paz  y  los logros positivos del gobierno sin considerar que la gente espera de los gobiernos futuros, siempre, una esperanza de cambio que la campaña de Santos no ha mostrado. El rostro del vicepresidente Vargas Lleras, ahora con el beneplácito de la coalición, convocará nuevos sectores de opinión pero no es  precisamente una “novedad”, tanto como para ganar en primera vuelta y exorcizar al fantasma del voto en blanco, convertido en su principal reto y argumento  político de sus contradictores.
Al  Presidente le falta explicar que,  manteniendo los logros  de su mandato, en cualquier caso, la segunda parte de su gobierno tendrá poco de segunda y se abre un nuevo horizonte  para los colombianos; un nuevo mandato  ejecutado por un equipo, con alguna excepción, renovado, a tono con la Colombia en Paz que todos esperamos.
@herejesyluis
Posdata: Debemos salir a votar en lugar de delegar tácitamente el voto. En las listas Liberales hay muy buenos candidatos.