lunes, 24 de septiembre de 2012

El crecimiento de la Economía Colombiana


4.9%

Por: Luis Carvajal Basto

La cifra de crecimiento de la economía colombiana en el segundo trimestre adquiere mayor importancia si se considera la situación mundial y llama a la prudencia a quienes profetizaron desastre como consecuencia de ella.


El efecto de la crisis internacional en nuestra economía no ha tenido, hasta ahora, las dimensiones que muchos, entre quienes se encontraba el ex ministro de hacienda Juan Carlos Echeverri, esperaban. El doctor Echeverri apenas en el pasado mayo expresó: “Tenemos que ser cuidadosos porque de Europa van a venir tiempos difíciles, tenemos que prepararnos para tiempos difíciles, ese es un mensaje a los trabajadores, a los empresarios, a los banqueros y al Gobierno”
Esas palabras, en boca del entonces ministro de hacienda y no de un líder de la oposición, no constituían precisamente una voz de aliento para dinamizar la inversión y otorgar estabilidad y confianza a los actores económicos. Desde esta columna se dijo, en ese momento, que en tiempos de crisis mientras unos lloran otros venden pañuelos y que algo de la estampida de capitales e inversiones, así como las nuevas circunstancias en los países más afectados, nos debía corresponder, cosa que, afortunadamente para los colombianos, va siendo de esa manera. Una lección para no olvidar: En la discusión no acabada acerca de si el vaso está medio lleno o medio vacío, corresponde a los funcionarios públicos prudencia y optimismo.
A pesar de paradojas, como que mientras la construcción ha crecido a niveles del 18.4% mientras las licencias de construcción han caído, lo cual hace prever en algún momento aumento temporal de inventarios y estabilización en los precios de las viviendas nuevas en algunos estratos, la cifra de 4.9% es alentadora, si tenemos en cuenta que el segundo semestre históricamente muestra una tendencia hacia arriba. La estabilidad en los precios es otra buena noticia: la inflación, el peor de los impuestos, ha sido inferior que los dos años anteriores.
El pobre desempeño de la industria manufacturera, -0.6%, llama la atención acerca de un sector tradicionalmente generador de empleo, castigado ahora por factores como la competencia internacional que paga bajos salarios, tiene ventajas cambiarias y no padece encarecimiento del crédito. Es, también, una advertencia para el gobierno, acerca de precauciones en la negociación de futuros tratados de libre comercio.
A nivel internacional las expectativas de crecimiento para 2012 han sido situadas, por entidades como The Economist en su más reciente previsión, en 2.1% para Estados Unidos, -0.4% para la zona del Euro y 3.1% para América Latina. En ese escenario unas perspectivas de crecimiento cercanas al 5% para Colombia deben entenderse, objetivamente, como buenas.
La discusión acerca de la puerta de salida de la crisis mundial está siendo saldada por los hechos, los cuales nos cuentan que las instituciones de gobierno siguen siendo determinantes por defecto y demora de los ajustes autónomos de los mercados: intervenciones decididas de la Reserva Federal en los Estados Unidos y el Banco Central Europeo, en respaldo de la estabilidad de las finanzas de los gobiernos e incentivando confianza. Actitudes que pueden ser observadas por los miembros de la junta directiva de nuestro Banco central para definir una tendencia futura de las tasas de interés, teniendo en cuenta que la inflación es una de nuestras principales preocupaciones, pero también la generación de empleo.
La cifra de 4.9%, como crecimiento de los agregados de la economía, no soluciona los problemas de Colombia, como muchos dirán con certeza, pero es un mensaje acerca de que la dinámica ascendente de nuestra economía va más allá del escenario de crisis y un aviso para aprovechar un momento oportuno. Debemos esperar a la medición del tercer trimestre de 2012 para observar los efectos de los anuncios del proceso de Paz que, dependiendo de su brevedad y rumbo, no pueden ser si no positivos en la confianza de inversionistas y consumidores. Colombia es un país que, en circunstancias internacionales de crisis, ha logrado crecer de manera sostenida, padeciendo los rigores del conflicto ¿Cómo sería la cosa sin él?
@herejesyluis

lunes, 17 de septiembre de 2012

La anticipada elección del procurador

La anticipada elección del procurador

Por: Luis Carvajal Basto

La importancia de "los tiempos" en los procesos políticos. Las objeciones éticas al sistema de elección.



Los colombianos, proclives a la memoria de corto plazo, asistimos en el proceso de elección de procurador a la presentación de una película que ya vimos, con los mismos actores y, apenas, un leve cambio de roles. Esta vez, el procurador no fue ternado ante el Senado por el concejo de Estado si no por la Corte. Por demás, igual que hace cuatro años, con bastante anticipación a quienes serán sus competidores lo que le otorgó una ventaja decisiva que culminó en su elección. ¿Tendremos ahora el mismo final?
La elección es, de cualquier manera, una prueba para ratificar las mayorías del gobierno en el congreso, en un escenario en que la oposición sigue siendo minoritaria, a pesar de los vientos de “rebelión” que se anunciaron después de la fracasada reforma a la justicia. En realidad, nada ha cambiado tanto como se observó en la elección de las directivas del congreso. La coalición de gobierno está vigente y la pregunta que queda es si el hoy procurador en trance de reelegirse ofrece garantías a un gobierno con una agenda de paz duramente cuestionada por quienes respaldaron a Ordoñez en 2008 y, muy seguramente, camino también a la reelección.
Desde su primera postulación el nombre del actual procurador fue objeto de muchos “ruidos” por sus posturas “extremas” frente a temas sensibles como los derechos de las minorías y por su activo catolicismo, el cual, dicho sea de paso, practican la mayoría de los colombianos. Esto debe observarse solamente como argumento propio de los debates políticos, en cuanto resulta imposible pretender que quien aspira a un cargo como ese no mantenga un fuero individual , unas creencias y que, como debe ser, las defienda públicamente aunque no estén de acuerdo con las de los demás. No es propio del talante democrático cuestionar a las personas por lo que piensan aunque aspiren al cargo de procurador. Es, de alguna manera, como decir “mi fundamentalismo es mejor que el suyo”. Otra cosa es su desempeño en un cargo que tiene por objeto garantizar el cumplimiento de la Constitución y supervisar la función pública, el cual debe ejercerse sin prejuicios que le afecten.
Para ilustrar esta situación, vale la pena recordar que el procurador Ordoñez fue acusado, en el pasado, de actos como retirar una imagen del general Santander para colocar un crucifijo. ¿Tendrá tanta diferencia con el hoy alcalde Petro quien retiró una imagen del fundador de Bogotá, Don Gonzalo Jiménez de Quesada, para colocar una del Libertador? Por cierto, el alcalde, en su época de senador, fue uno de los promotores de la primera candidatura de Ordoñez.
Algunas organizaciones civiles se han pronunciado, con razón, en contra de la forma como ha transcurrido el proceso de la actual elección lo cual es un asunto completamente diferente. El procurador, al igual que hace cuatro años, ha tomado ventaja sobre sus competidores que no han iniciado campaña y ni siquiera se conocen. Es la influencia real de lo que se califica como “los tiempos” de la política. El ministro de justicia ha anunciado la postulación por parte del gobierno de un “jurista de peso”, quien, en todo caso, arrancará en desventaja si se evalúan las declaraciones de los dirigentes políticos que, en muchos casos, ya definieron su postura y su voto. Las postulaciones, por reglamentación pendiente de la Ley, tendrían que ser simultáneas.
Sin embargo, tampoco es esa la principal objeción al sistema de elección de procurador. No se entienden las razones por las que la constitución reduce al ámbito del senado el proceso de elección, excluyendo la cámara, pero mucho menos que quienes son objeto de investigaciones sean sus mismos electores planteando un enorme dilema ético y moral, algo que nos recuerda la necesidad de esta y otras reformas constitucionales que se consideraron en el intento de reforma a la justicia.
¿Está elegido el procurador? Todo parece indicarlo, pero, con realismo político debemos esperar, mientras el sistema de elección cambia, lo que no ocurrirá ahora, a que el presidente exprese su “última palabra” que, en este caso, será la primera.
@herejesyluis

lunes, 10 de septiembre de 2012

Elecciones en EE.UU.Las razones de Obama



Por: Luis Carvajal Basto

Pocos dudan de la responsabilidad de los gobiernos republicanos en la crisis, pero ¿será un argumento suficiente para que el presidente gane las elecciones?


A menos de dos meses de las elecciones norteamericanas las encuestas muestran una elección muy apretada. Las diferencias se han situado en niveles que no superan el 3% de los votos. Luego de la convención demócrata ocurrida la semana anterior, queda la sensación de que su artillería sigue centrada en apuntar al estado de cosas y de la economía que encontró el presidente al iniciar su mandato, lo cual no lo exime de asumir, como lo hace, una actitud defensiva o de excusa, que podría terminar por no convenirle. El se postuló para administrar ese país y no otro. En eso ha estado los últimos cuatro años.
Es completamente cierto que la crisis financiera, origen de “todos los males”, fue posible por la actitud de los gobiernos Bush y no precisamente de manera accidental: el escaso papel que asignan al Estado los republicanos, para regular, intervenir y controlar desbordamientos de los intereses particulares en detrimento del interés general, es una equivocación que propone ahora repetir el señor Romney convencido de sus bondades. Lo mismo puede decirse de las rebajas de impuestos que insiste en proponer y están en el origen de la crisis fiscal, en un escenario de bajo crecimiento de la economía.
Pero también es cierto que las cifras de gobierno no son suficientes para Obama: un crecimiento del PIB del 1.5% en 2012, luego de 2.9 en 2010 y 1.7% en 2011, no es una tendencia positiva y tampoco suficiente para reducir la cifra de desempleo, apenas 8.1% en agosto, mientras la participación de la industria ha decrecido, en los cuatro años, más de medio punto y la deuda pública, como consecuencia del gasto anti crisis y los bajos niveles de impuestos, ha aumentado considerablemente. El punto débil de Obama es la economía, la misma que se ha colocado en el centro del debate electoral ahora que para los electores no parece tan importante que cumpliera con el retiro de tropas en Irak, el escaso crecimiento del gasto militar y sus éxitos en la lucha contra el terrorismo.
Si los Estados Unidos pudieran observarse en el espejo de Europa, comprenderían los efectos devastadores de una crisis catapultada por un modelo económico fracasado que el señor Romney insiste en prolongar. Al igual que en la salud de las personas, en que es posible que sus anticuerpos reaccionen autónomamente desterrando las enfermedades, pero también lo es que mientras ello ocurre pierdan la vida, los mercados pueden auto ajustarse sin la intervención del Estado. ¿Cuándo? ¿Luego de cuantos millones más de pobres, desempleados y empresarios quebrados? No puede predecirse con exactitud, mientras el efecto de los antibióticos, la inversión o el gasto público, están probados y son notablemente mejores que sentarse a esperar. Es una de las funciones del Estado y de los buenos gobiernos, administrarlos y suministrarlos.
En una elección tan estrecha, sin embargo, cabe considerar que no aplique tanto la teoría del elector racional y comiencen a jugar, de manera decisiva, factores como la credibilidad de los candidatos y la imagen que perciben los electores, factores en que el presidente Obama tiene ventaja, con excepción de la apreciación acerca del manejo de la economía. Como serán decisivos los votantes independientes, entre los cuales hasta ahora pierde Obama por 14 puntos (w. post), hacia allí se ha volcado su estrategia de campaña. ¿Será suficiente? Claramente no, si no se apuntala con expectativas ciertas de empleo, en un momento en que el debate sobre salud y gasto social parece agotado en términos electorales.
Ha dicho el ex presidente Clinton que "Las políticas republicanas cuadruplicaron la deuda pública en los ocho años previos a que yo accediera al Gobierno, y la doblaron después de que me marché", lo cual es verdad. Habría que añadir que la permisividad teórica del criterio republicano, acerca del papel del Estado, “condujo” al mundo a una crisis de la que no ha logrado salir, en perjuicio de cientos de millones de personas que han perdido sus empleos, entre las cuales están, en primera fila, los electores del próximo presidente de los Estados Unidos, para quienes no parece suficiente razón identificar a los responsables de sus penurias, tanto como la certeza de que saldrán de ellas.
@herejesyluis 

lunes, 3 de septiembre de 2012

El desafío de la Paz



Por: Luis Carvajal Basto

¿Seremos capaces de superar un pasado en que la constante ha sido dialogar para fracasar?


El gobierno del presidente Santos abrió la puerta de la Paz. Después de lo ocurrido con el proceso del Caguan nadie puede garantizar que sea una apuesta política, en el sentido de otorgar réditos electorales, rentable, como afirman quienes relacionan la decisión con su reelección. Se trata, en realidad, de un asunto de Estado en acatamiento de un mandato constitucional, que se desarrolla par y paso con la política del día a día, que no es posible “suspender”. Por demás, algo que se veía venir desde el momento en que el gobierno reconoció el conflicto interno y echó a andar el marco legal para la Paz.
Como referencia, vale recordar que en el Caguan el ex presidente Andrés Pastrana ganó la presidencia pero perdió todo su capital político. Si la fotografía de Marulanda con el reloj de su campaña lo catapultó, la silla vacía al iniciar los diálogos y lo que vino después, le convirtieron en el ex presidente más impopular, de acuerdo con las encuestas, al terminar su mandato y las que se han realizado más recientemente.
La manera como hasta ahora han transcurrido las cosas parece la más conveniente. Discreción y pragmatismo. La teorización a ultranza de la Paz solo conviene a los oportunistas mediáticos y a quienes la han convertido en un oficio. Por lo que ha ocurrido durante tantos años puede afirmarse que, sin desechar las experiencias, nadie debería ofrecer lecciones acerca de las diferentes formas de fracasar.
Con esa advertencia, conviene decir que existen motivos para pensar que esta vez podremos tener éxito y seguramente el más importante sea la demostrada superioridad militar del Estado que sobrevino a la derrota política que se infringieron a sí mismas las FARC. Su aislamiento se ha producido, entre otras razones, porque mientras persistían en sus métodos y consignas, el mundo y el país se transformaron.
Ya no es Colombia un país rural sino uno predominantemente urbano; la unión soviética y la cortina de hierro ya no existen; se ha producido una revolución tecnológica que cambió el mapa económico y político de la tierra; los jefes Paramilitares han sido proscritos y extraditados, por cuenta del fortalecimiento del Estado y ,aunque persistan las bandas criminales y el narcotráfico, Colombia tiene una Constitución progresista en que muchos de los pretextos para la violencia, en otros tiempos y ahora, son un mandato Constitucional, como es el caso de la participación ciudadana.
Si, en teoría, existe un punto de acuerdo, es el de la conveniencia de fortalecer al Estado. Las FARC piden “garantías para la participación política” y en ello no es difícil reconocer que la Constitución tiene allí tareas pendientes para las cuales el proceso que se inicia es, claramente, una oportunidad. No podemos conformarnos con un Estado militarmente fuerte que mantiene, simultáneamente, instituciones débiles e innumerables problemas por resolver, comenzando por los intolerables niveles de desigualdad.
La tarea de fortalecer al Estado, por la vía del aumento de impuestos, fue una de las pocas solicitudes concretas de las FARC en los fracasados diálogos del Caguan ¿Será este un “punto de honor” para empresarios y trabajadores que los pagan? No parece, si se compara con los costos del conflicto y el inmenso hueco de la corrupción. La guerra no es negocio, salvo para quienes viven de ella.
Un Estado fuerte, garantía del imperio de las Leyes que propende por el progreso social y garantiza libertades, es una aspiración legítima de todos los colombianos y también un punto de partida y llegada en este nuevo proceso que se inicia. Confiemos en que el pragmatismo, opuesto a los “diálogos” publicitarios para continuar en lo mismo, y hechos concretos como el fin del secuestro, la exclusión inmediata de los niños del conflicto y la suspensión unilateral por parte de las FARC de toda forma de violencia mientras se dialoga, como ya lo hizo ETA en España, rubriquen, a modo de cuota inicial, su anunciada voluntad de Paz.