lunes, 29 de abril de 2013

Gobernando en twitter


Gobernando en Twitter

Por: Luis Carvajal Basto

El estilo del alcalde Petro confrontado con la realidad. Las redes sociales sirven para comunicar cosas que no necesariamente son verdad, pero pueden ser suficientes para que muchos ingenuos las "crean". ¿Y la gestión?

Seguramente porque conoce del tema es que el alcalde Petro trina cosas como que “El mayor logro de la administración distrital en el año 2012 fue disminuir la desigualdad social en Bogotá. Fuente Dane, coeficiente Gini.” O “Por primera vez en décadas la desigualdad social en Bogotá en el 2012 baja de tal manera que el coeficiente Gini es de menos de 0.50” o, como el viernes 19 de abril cuando dijo “Redujimos la pobreza en Bogotá en el año 2012 en dos puntos porcentuales. A punto de bajar la pobreza a un dígito. O "El Gobierno progresista logró algo sin parangón en la historia de Bogotá, disminuir la desigualdad social en un año".
¿En verdad el alcalde, o alguien con suficiente información, puede imputar a una administración Distrital, esta o cualquiera, disminuir la desigualdad social autónomamente, teniendo en cuenta que las variables que la determinan no dependen, en lo fundamental, del gobierno local y menos en el corto plazo, pero mucho menos con gran parte del presupuesto, dedicado a reducir la pobreza, sin ejecutar?
El alcalde, en honor a la verdad, habría podido trinar cosas como estas: “pese a que solo ejecutamos 47% del presupuesto de mi programa bandera, Bogotá humana, en 2012, la pobreza se redujo” o “gobierno progresista hace magia: aunque en 2012 el 26% % del presupuesto de inversión de las empresas del distrito se quedó sin ejecutar, pobreza se redujo” o “un 2% de los bogotanos, al igual que en 2011, sigue viviendo en pobreza extrema en el gobierno progresista” o “ La pobreza se redujo pero el IDU en 2012 dejó sin ejecutar el 33% del presupuesto de inversión” o “ mientras en Barranquilla la pobreza extrema se redujo en un 40% en Bogotá sigue igual”.
¿De dónde concluirá que gracias al desastre administrativo la pobreza se redujo? Se redujo en todo el país: en Barranquilla, por ejemplo, más del doble que en Bogotá. ¿También sería gracias a él?
Petro, quien sigue “administrando” a la ciudad desde su Twitter continúa escribiendo: “Arrojaron basura, nos allanaron, interceptaron comunicaciones, nos grabaron, nos siguieron nos demandaron y resistimos". Podría ser una consigna pintada en cualquier cafetería de cualquier universidad por inexpertos jóvenes entusiastas y no desde la oficina de un alcalde con un presupuesto multimillonario que no ha sido capaz de utilizar, en una ciudad con inmensas necesidades. Llegó al poder y no sabe qué hacer con él. Habría podido trinar: “Hice un desastre con las basuras; el gerente del acueducto renunció; Aguas Capital no funciona, pero compré 80 camiones. Miren bien la foto; esta vez son nuevos”.
Mientras el alcalde cuenta a sus seguidores sus “proezas”, en realidad un manual de cómo acabar de desbaratar una ciudad, se le quedó colgado un trino: “Los carros de la policía se quedan sin gasolina por mi ineptitud. Es mi contribución a la seguridad de la ciudad. Esperen cifras de 2013”.
El alcalde no puede seguir utilizando presuntas diferencias ideológicas para tratar de tapar su incapacidad que no le ha permitido, entre otras cosas, armar un equipo y administrar. Bogotá sigue sin secretarios de gobierno y movilidad. La lista de renuncias cada día se incrementa. ¿Quién tiene la culpa del retiro de los Navarro, García Peña etc.? La ineptidud no tiene color político. La pereza y el caos tampoco. Su estatus, como ex del M19, no le concede inmunidad en su vida pública frente a sus actuales responsabilidades y por el contrario utilizarlo como escudo podría interpretarse como una forma de presionar impunidad frente a su mala gestión.
La encuesta de IPSOS la semana anterior señala que el 77% de los bogotanos no cree que este cumpliendo sus promesas y el 72% está insatisfecho con su trabajo. No son solo prejuicios de los organismos de control, como el procurador que él mismo ayudó a elegir y ahora investiga sus actuaciones o, más bien, lo errático de ellas. Menos trinos, más gobierno, necesita la ciudad.
@herejesyluis

lunes, 22 de abril de 2013

Así está la democracia


Así está la Democracia

Por: Luis Carvajal Basto

The Economist acaba de publicar la quinta versión de sus indicadores de Democracia en 167 países, incluido Colombia, a la que ha llamado, como síntesis de 2012, "La Democracia en un punto muerto". Lo que queda luego de ver cómo nos va.

El estudio mide las variables proceso electoral y pluralismo, el funcionamiento de gobierno, la participación política, la cultura política y las libertades civiles. Clasifica a los países en cuatro grandes categorías: Democracias completas, Democracias imperfectas, regímenes híbridos y regímenes autoritarios.
2012 un “punto muerto” se refiere a un año de “avances y retrocesos” en el que se sintió el rigor de la crisis de la deuda y una pérdida de credibilidad global en la calidad de la política. La crisis de la deuda ha sido también la de los gobiernos y la de los políticos en muchos países. Como resultado, el juego de la democracia se ha resuelto como uno de suma cero en 2012.En el caso de América Latina, el crimen y la violencia asociada al tráfico de drogas se han sentido de manera notoria y son, claramente, un lamentable fenómeno en ascenso.
El estudio no se ocupa de factores como la ineficiencia del modelo de Estado Nación en la era de la globalización que, al igual que la corrupción, está en el origen de la crisis fiscal de los gobiernos, pero, sin ninguna duda, es una poderosa herramienta para el análisis documentado y medido de lo que ocurre con la Democracia, más allá de las habituales especulaciones y los juicios cargados y filtrados por conveniencias e ideologías pero con escaso sustento.
Colombia “clasifica” en la posición 57, dentro del grupo de las “Democracias imperfectas”. Estamos por delante de nuestros vecinos Perú (61), Ecuador (87), Nicaragua (92) y Venezuela (95) y atrás de Brasil (44). El puntero absoluto es Noruega y el último en la fila es Corea del Norte. Como referentes, Argentina ocupa el lugar 52 y Cuba el 127.Los Estados Unidos, vaya sorpresa, ocupan la posición 21, detrás de Corea del Sur.
A Colombia le va muy bien en variables como proceso electoral y pluralismo (9.17) y Libertades civiles (8.82). Más o menos bien en funcionamiento del gobierno (7.5).Definitivamente mal en participación política (3.89) y cultura política (3.75).
Las conclusiones son que tenemos un sistema electoral confiable, que queda muy bien parado, pese a opiniones y actuaciones marginales en sentido contrario, y a pesar del atraso tecnológico y problemas de recursos que impiden cumplir con Leyes como la 1475 de 2011, que establece el cada vez más indispensable voto electrónico. Por otra parte queda claro que en nuestro país, a pesar de las dificultades, Libertades y garantías constitucionales están debidamente protegidas. Como referencia en Venezuela, que afronta un difícil momento después de su apretado resultado electoral, el proceso de elecciones y la garantía de pluralismo eran evaluadas como débiles en 2012, antes de las elecciones, con una nota de 5.67 y las Libertades civiles también, con un 5.88, haciendo pensar que el solicitado reconteo de votos no obedece solamente a lo ajustado del resultado sino a la poca confiabilidad histórica de su sistema electoral y no solo de Maduro.
En cuanto al desempeño de los gobiernos (7.50), nuestra calificación es más que aceptable, dejando de lado problemas como el de corrupción. Pese a ella y a la influencia de los actores armados ilegales, más notoria en los gobiernos regionales y locales, los gobiernos “funcionan”, lo cual se refiere también a la capacidad de recaudar impuestos. Contrariando voces como las expresadas por algunos alcaldes la semana anterior en Cartagena, la descentralización, en su expresión administrativa, permite, a ese nivel y aceptablemente, el ejercicio del poder local. El resultado del estudio habla bien de la coordinación entre los distintos niveles de gobierno, una tarea, sin embargo, en proceso de construcción. Está establecido que la descentralización es mucho más que administración, competencias y recursos.
Nuestra deuda con la democracia, de acuerdo con el estudio, son la escasa participación política (3.89) y el bajo nivel de cultura política (3.75).Estas Variables no se observan solamente a nivel de participación electoral y se confirma que en esas materias nuestra Constitución cojea. Sin una mejor participación de la ciudadanía es difícil esperar mejores gobiernos o poner freno a la corrupción. Como ejemplo, en ciudades como Bogotá la gente paga cumplidamente sus impuestos (cultura tributaria; Gobierno) pero no se ocupa de lo que hacen con ellos (Participación); Elige gobernantes y congresistas pero no les toma cuentas; se involucra poco en los asuntos de todos, de Estado, y una inmensa mayoría transfiere su responsabilidad a los demás. La baja participación se revela como la principal falla de nuestro sistema político.
El estudio es un esfuerzo serio de cómo nos ven, comparados con los demás. Nos permite identificar, midiendo, fallas y avanzar. Así somos, ¿Queremos ser? ¿Seremos? Pues a participar!!


lunes, 15 de abril de 2013

¿Y la plata para que?


¿Y la plata, para qué?

Por: Luis Carvajal Basto

Todo indica que las intenciones del gobierno de Bogotá son cambiar el equivocado cobro de valorización, 850.000 millones, por cupo de endeudamiento por 4.3 billones. ¿Qué seguridad tenemos de que no se repetirán los errores de gestión, ahora multiplicados?

Nadie pone en duda el descalabro y las equivocaciones en el cobro de la valorización. Ni la manera como se facturó ni la ejecución de los proyectos ni el momento en que se efectuó. Ni siquiera la forma como la administración ha reaccionado ante sus propios errores, patinando y aplazando las fechas de cobro, mientras el proyecto se hunde en el concejo, pero nunca explicando satisfactoriamente sus actuaciones.
Lo que ocurrió fue que emitieron una cuenta de cobro que no se encontraba debidamente sustentada. Y lo que, probablemente, va a ocurrir, es que el cobro se retirará pero a cambio la ciudad, es decir los bogotanos, terminará endeudada en una cifra muy superior que, aparentemente y en el corto plazo, no tendrá dolientes, no llegaran pronto exagerados recibos a las casas, salvo por el debate que se pueda adelantar en las sesiones extras del concejo que tiene ahora una enorme responsabilidad.
La verdad es que las obras se necesitan. Estas y muchas otras. En el paquete están recursos para la primera línea del metro, el cable aéreo en el sur, transmilenio en la avenida Boyacá etc. El asunto que deben prever la administración, el concejo y la ciudadanía son los tiempos y los medios para su ejecución. El endeudamiento no tiene ningún problema en cuanto a la consecución de los recursos. A Bogotá, todavía, cualquiera le presta, entre otras razones porque ha logrado consolidar sus finanzas desde los noventas y porque la gente paga sus impuestos aunque no se ocupe mucho de lo que hacen con ellos. La veeduría ciudadana no funciona como debería, mientras los organismos de control, si damos una mirada al inmediato pasado, están en deuda con la ciudad.
La administración de Petro tiene demostrados problemas con su capacidad de ejecución. En 2012 la inversión de las empresas industriales y comerciales fue apenas del 74%, mientras el consolidado de la ciudad fue del 83%.Millonarios recursos se quedaron sin ejecutar. En 2013 las cosas no parecen diferentes: La ejecución de la inversión directa de la administración central, a 31 de enero, iba en 1.15% y la de Bogotá humana, la bandera del alcalde, en 0%(¡¡¡) .Con esos antecedentes y con millonarios recursos depositados en los bancos, cualquiera diría: ¿Para qué quieren más plata?
Endeudar a la ciudad requiere, además, demostrar en el mediano plazo la capacidad de conseguir fuentes permanentes y corrientes de recursos. Lo contrario es atentar contra su estabilidad fiscal, la cual ha costado años de esfuerzos construir y mantener. Ese es el delicado balance que debe discutirse en el concejo antes del 30 de abril. Son cálculos matemáticos, proyecciones de ingresos y gastos etc. Los discursos ideológicos, el fuerte de nuestro alcalde, no caben. Todos queremos recuperar nuestra ciudad aunque los asesores del alcalde la observen, expresamente, apenas como un trampolín para una futura candidatura.
A propósito de ello, Petro sigue intentando tapar, a veces con cuentos y a veces con mentiras, su incapacidad para ejercer debidamente el cargo para el que fue elegido. En una reciente entrevista dijo lo que sigue: “A veces creo que éste, por ser el primer gobierno de izquierda, la presión es sui generis” Y también dijo: “El proyecto que nosotros aquí hemos desarrollado es un proyecto que ideológicamente uno podría llamar liberal, incluso yo iría un poquito más allá, pero no es un proceso socialista. Es un proyecto liberal de vanguardia. Yo diría que es radicalmente liberal”.
Pues es francamente mentira que el suyo sea el primero “de izquierda” en la ciudad. Antes pasaron por ahí varios alcaldes del Polo democrático, incluido Luis E. Garzón y Clara López. Por si acaso, nadie menos que Jorge Eliecer Gaitán. También Bernardo Gaitán Mahecha, Antanas Mockus y Jaime Castro, quien le otorgó estatura constitucional, recuperó las finanzas y le dio la estructura institucional que hoy tiene. No sea tan presuntuoso, alcalde Petro, usted no ha inventado el modelo de Estado Liberal del que denostó por tantos años y con el que ahora dice coincidir. Ni siquiera la manera de reivindicar justicia social a punta de extravagantes discursos: Antes lo hicieron dirigentes que, al igual que usted, también proclamaron “tierra arrasada” como Hitler y Mussolini. Bogotá, entre tanto, apenas necesita un alcalde que funcione.

lunes, 8 de abril de 2013

Las verdades de Samper



Por: Luis Carvajal Basto

A veces olvidamos que el narcotráfico es el combustible del conflicto armado y que, lamentablemente, le sobrevivirá. Es siempre mejor, sobre poniéndose a inmediatismo, fariseísmo e hipocresía, tan frecuentes entre nuestra dirigencia, ir al fondo del asunto sin andarse por las ramas, como lo propone Samper.


El ex presidente, quien hace 30 años “sorprendió” al país con su propuesta de comprar los entonces incipientes cultivos de marihuana, retoma en su libro “Drogas prohibición o legalización”, sus cada vez más vigentes razones para cambiar una estrategia que ha demostrado su ineficiencia.
Se han necesitado miles de muertes y el gasto inútil de millones de dólares, para que las consideraciones que antes sonaban a “herejía” se conviertan en un criterio colectivo compartido por ex presidentes, como Cesar Gaviria o en ejercicio como Juan Manuel Santos, quien ha dicho que se deben asumir “medidas que produzcan mejores resultados que los obtenidos hasta ahora para realizar nuestro trabajo de una manera más racional y eficiente” y el mismo Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, al referirse al tema, vedado hasta entonces, en la pasada cumbre de las Américas. Una encuesta de la semana pasada realizada en los Estados Unidos, principal consumidor y promotor hace décadas de la prohibición, arrojó que más del 50% de los norteamericanos están hoy a favor de la legalización.
Existen razones filosóficas, de salud pública, económicas y políticas para abordar este tema de otra manera, si no es suficiente la distorsión que en la sociedad colombiana, norteamericana y mundial han ocasionado narcotráfico y prohibicionismo. En Colombia, todos lo reconocen, ha sido el combustible de una guerra fratricida que no tiene antecedentes. Por eso, por ejemplo, expresa Samper que “la Paz en Colombia es diferente a la de Centroamérica porque aquí el narco ha financiado el conflicto armado”. Afirmación de la que se debe tomar atenta nota en las conversaciones de Paz, por fuera de ellas y después, cualquiera sea su resultado.
Desde el punto de vista económico, el ex presidente demuestra que el prohibicionismo es un pésimo negocio y una estupidez. Sus cifras son contundentes: Para obtener similares resultados en la reducción del consumo, se requieren 34 dólares en educación; 300 en interdicción y 700 erradicando la producción.
La asociación entre ilegalidad, riesgo y rentabilidad hace que la productividad del “negocio” supere toda clase de barreras y fronteras. “El negocio es tan rentable que los narcos cambian las maneras de llegar”. Las enormes ganancias explican, que en las organizaciones criminales tarden más en morir sus líderes o ser arrestados, que en aparecer otros listos a reemplazarlos a pesar de conocer, de antemano, su desgraciado destino. Prohibicionismo e ilegalidad son una decisión política y medidas similares deben asumirse para cambiar la fracasada estrategia, situada en sus orígenes en una corriente ultra conservadora que reconoció, también tarde, otra equivocada estrategia en Vietnam. Samper simplifica una propensión: “más riesgos, más utilidades, más narco”. Puede añadirse, más violencia.
Ante el fracaso de la prohibición a ultranza, además de una agenda mundial, el expresidente propone la búsqueda de medidas alternativas como la descriminalización, un camino situado, temporalmente, en el medio de prohibición y legalización .Su experiencia como gobernante le obliga a aterrizar el discurso , mediante la implementación de medidas concretas, más allá de su irrefutable sustento teórico: “se precisa una intervención activa e inmediata sobre todos los eslabones de la cadena, empezando por los cultivos ilícitos de sustancias alucinógenas, su procesamiento industrial y su distribución a través de mayores impuestos y controles. La clave del buen suceso de la transición depende de la posibilidad de introducir cambios de aplicación inmediata, algunos de los cuales incluso desarrollarían elementos de la actual política prohibicionista. No son iguales las drogas que generan adicción o comportamientos violentos a las que no los producen”.
La preocupación por un cambio en la fracasada estrategia represiva y prohibicionista, como argumento único en la lucha anti drogas, parte de la pregunta acerca de si “¿las drogas son ilegales porque son malas o son malas porque son ilegales?”. Después de 30 años, de tanto sufrimiento de nuestras sociedades, se vale decir: para verdades, el tiempo, aunque para muchos dirigentes sea más importante su ego y sus intereses personales que los problemas de Estado y nuestra historia se hubiera detenido en el momento en que los narcos corrompieron las estructuras políticas y todo lo que pudieron en nuestro país. Actúan Como si nada hubiera pasado en Colombia desde entonces.

lunes, 1 de abril de 2013

¿Calumnias de la oposición?


Por: Luis Carvajal Basto

La Veedora distrital, quien fue nombrada por el alcalde Petro, al igual que muchos bogotanos tampoco pudo "tapar" sus ojos frente a lo que observa en la administración de Bogotá.






A decir verdad, en el balance que presentó la veeduría del primer año del gobierno, se hizo evidente el desastre en la gestión, aunque la veedora se refiriera a ella como “regular”. Si se mira con cuidado, el informe es diciente y en una escala sería, más bien, de regular para abajo, como hemos mostrado en repetidas ocasiones desde esta columna. Veamos por qué:
Empecemos por los “Logros” que encuentra: la veeduría valora el “modelo de ciudad” que el alcalde propone por tratarse de uno “que todos desearíamos (una ciudad que supera la segregación socio espacial, enfrenta el cambio climático y fortalece lo público)”. En segundo lugar reconoce que en materia de salud la secretaría “abrió la discusión pública sobre el tema”. También reconoce la reducción del número de Homicidios y en las tarifas en Transmilenio.
Sin embargo, el informe comienza aclarando que se debe diferenciar la gestión pública de la lucha contra la corrupción o hacer denuncias. Y es que el rol de alcalde es diferente al de candidato, trance del que no ha podido salir nuestro mandatario y el que, seguramente, no quiere abandonar. La razón es sencilla: mientras Bogotá necesita un gobernante, Petro usa la alcaldía como trampolín presidencial. Se ha extendido un comentario según el cual salvo por los bogotanos que lo padecen, muchos incautos en el resto del país están conformes con su rol de denunciante o adalid, el cual observan a distancia. Así lo ven. La cosa es que para hacer denuncias no se necesita ser alcalde, que es lo que requiere la ciudad. Para hacer un glosario de buenas intenciones, nos quedamos con Pambelé: “mejor rico que pobre”, dijo.
Otro tanto ocurre en cuanto al modelo de ciudad y “colocar sobre la mesa el tema de salud”. Muchas ONG y candidatos se han cansado de hacer diagnósticos mientras a los alcaldes corresponde ejecutar los programas con que accedieron al gobierno. La responsabilidad del alcalde es convertir en realidad sus discursos sin destruir lo construido ni abrir permanentes confrontaciones. La veeduría le sugiere concentrarse en “buscar consensos, coordinar y articular los actores”. Mejor dicho: administrar, cosa que no hace. ¿Así cómo va a mejorar lo público tal cual pregona?
En cuanto a la reducción en el número de homicidios, logro que se auto adjudica autónomamente la administración, la veeduría recuerda que desde el año 2000, cuando no estaba Petro, la cifra se redujo desde 86 a 40 por 100.000 habitantes y también cuenta el efecto positivo del plan de cuadrantes que instauró la policía. Sin embargo, olvida Petro, pero también la Veedora, que se trata de una tendencia nacional a donde no llegan los decretos del alcalde: desde 2002 hasta 2012 la tasa de homicidios anual re sedujo en el país de 70 a 31 por cada 100.000 habitantes.
Pregunta la veeduría si la administración Petro pretende conseguir la “humanización de Bogotá” a punta de subsidios y recuerda que solo los de Transmilenio tienen un costo de 100.000 millones al año. ¿Y la sostenibilidad fiscal de la ciudad? ¿De dónde saldrá la plata?
En temas de movilidad, el informe señala la contradicción entre los discursos ambientales que hace Petro y la manera como prorrogó en un 25% más la vida útil de los buses de Transmilenio, inicialmente estimada en un millón de kilómetros, medida que atenta contra el medio ambiente; la parálisis en la chatarrización de 12.000 buses que sobran y el hecho inexplicable según el cual mientras las vías de la ciudad están destruidas, 160.000 millones destinados para repararlas desde las localidades están quietos por falta de gestión.
La faltó decir a la veedora muchas cosas. Por ejemplo que el IDU apenas ejecutó en 2012 el 68% del presupuesto de inversión pero obtuvo “rendimientos” en operaciones financieras por $19, 817, 337,810.00, cifra interesante si se tratara de un banco. La “cacareada” Bogotá Humana apenas pudo ejecutar el 47% de su presupuesto. El desarrollo y conservación del espacio público solo el 27%. Cobran los impuestos pero se guardan la plata de los ciudadanos en una ciudad llena de huecos y necesidades. Son pruebas de ineptitud.
La valoración que ha otorgado la Veedora a la administración de Bogotá, al calificarla como regular, es en extremo generosa. Pero no ha sido la oposición, ni algún detractor “interesado”, quien le dijo a Petro esta vez cuatro verdades, sino un funcionario de su administración. Si nos atenemos a los resultados y si el alcalde tuviera un poquito de vergüenza, debería renunciar. Ello no va a ocurrir porque, como dijimos, su objetivo es constituirse en candidato presidencial y, para ello, la alcaldía es una excelente tribuna, no importa que, mientras tanto, la ciudad se desbarate.
@herejesyluis
Posdata: Al alcalde, quien hace mal uso de sus recursos y de la autoridad de que está investido, le queda tiempo para dar consejos: en lugar de proveer seguridad (la victimización creció un 33% en 2012, cosa que no promociona ni cuenta), recomienda retornar a los tiempos del monopolio de la telefonía fija y dejar en la casa el celular. ¿Qué tal? Por ese camino no demora en proponer que nos quedemos en casa porque “su” ciudad es insegura, que suspendamos el uso de Internet, porque existe piratería, en lugar de combatirla, etc. Pobre Bogotá.