lunes, 26 de agosto de 2013

Los TLC, la política y los paros


Por: Luis Carvajal Basto

Los bloqueos son la expresión de sectores fuertemente golpeados. ¿Son, también, un argumento electoral?


Las cifras muestran que es apresurado  afirmar que la economía perdió con los TLC aunque sean preocupantes los incrementos en las importaciones de lácteos (200% en el primer año).Pero si al agro no le va bien y a la manufactura tampoco, mucho de nuestro futuro queda en manos de la producción petrolera y la exportación de materias primas. El modelo económico está cambiando y eso se siente.
La geografía de los paros deja ver que en ellos hay de todo. Desde  reclamos de sectores cafeteros, tradicionalmente importantes y “consentidos” por el Estado, y los transportadores, con clara influencia de quienes antes promovieron los TLC y ahora los condenan, pasando por los reclamos justos de  pequeños productores campesinos de leche y papa en el altiplano cundiboyacense, Nariño y el Cauca, hasta las expresiones politizadas de zonas con clara influencia de las FARC que deben considerar “obligatorio” participar en las protestas, a pesar(o como complemento) de que sus jefes negocian en La Habana.
Los efectos positivos de los TLC existen, pero no salen a desbloquear las vías: a estas horas nadie destaca el impacto de las importaciones  en el control de la inflación, cosa que beneficia a la mayoría de colombianos; el “bajo” costo de maquinarias, vehículos y otros componentes importados etc.
Por defecto atribuible a la escasa respuesta de sectores llamados a aprovechar la ampliación de mercados para promover exportaciones, nuestras ventas al exterior no salen tan bien libradas, hasta ahora, y la balanza comercial, con los países con que tenemos tratado, no se puede calificar positivamente. Mientras en Colombia el TLC es motivo, aún, de debate filosófico, las importaciones “baratas”, de producciones más competitivas y a veces subsidiadas, llegaron y con ellas sus efectos que  empiezan a generar distorsiones en el mercado interno.
Las cifras son contradictorias: La siembra de Arroz aumento 13.4% en el primer semestre de 2013, mientras los sectores  afectados  denuncian los efectos de sus importaciones; las exportaciones a Estados Unidos cayeron en un 13% y la manufactura  un 3.4%.Son cifras para preocuparse pero no todas son responsabilidad de los TLC. Existen otros factores, como la revaluación del peso, y la caída en el mercado mundial de materias primas, como consecuencia de la desaceleración en China y la crisis de occidente, que han afectado las exportaciones.
¿Estamos cortos en competitividad? Pues claro. Por ejemplo, los fletes internos siguen siendo más costosos que los internacionales por una confluencia de gasolina y peajes caros con vías deplorables. En la estructura productiva del país no conseguimos remplazar los empleos que perdemos con los productores chinos, aunque no tengamos tratado .La competitividad, en este nuevo modelo, parece reducida a la ventaja natural que el país tiene en los sectores petrolero y minero sin que la reacción de gobiernos y empresarios se note, todavía.
Existen razones válidas para la protesta de sectores que resienten alto costo de insumos y bajos precios en sus productos. La pequeña producción campesina a la cual el Estado debe responder con prontitud. Otros, como los cafeteros, están vinculados, históricamente, con la política tradicional.  Es cuestión de tiempo y las respuestas deben ofrecerse rápidamente: el gobierno debe conocer que muchos de los palos que bloquean las carreteras tienen como objetivo prioritario meterse en las ruedas del  carro de su reelección.
 @herejesyluis

lunes, 5 de agosto de 2013

Tendremos segunda vuelta

Tendremos segunda vuelta

Por: Luis Carvajal Basto

Esta parece la conclusión más importante de la última encuesta. Pero hay otras novedades.

En la superficie, la encuesta  de Ipsos- Napoleón Franco, publicada el fin de semana, se parece a las anteriores: Pese a que 62% considera que el país va por mal camino y 60% está en desacuerdo con la reelección, ninguno de los demás candidatos habilitados tiene los votos para ganarle al presidente Santos. Una leve mejora en su imagen (2%) respecto de la encuesta anterior haría pensar que el Santismo es una realidad política que se decantó. Después de su ruptura con Uribe; del fallo sobre San Andrés y varios etcéteras, a 10 meses de las elecciones mantiene una imagen favorable del 49%. De acuerdo con la encuesta de Ipsos el presidente Santos sigue siendo el mejor candidato disponible.
En el juego de la reelección el presidente cuenta con  las reglas a su favor: su principal opositor, el ex presidente Uribe, no puede ser candidato y no endosa su favorabilidad (63%) a los precandidatos Uribistas. Eso es apenas natural si se tiene en cuenta que la voz cantante de la oposición, quien lleva la batuta y las propuestas, sigue siendo el mismo Uribe. Los demás son observados como seguidores, no destacan.
En la encuesta se puede medir el  costo del “corte de cuentas” del Santismo con el Uribismo: el 39% de quienes votaron por el presidente en la segunda vuelta no respalda hoy su gestión de gobierno. Si ello es así ¿de dónde sale su actual favorabilidad? La respuesta está, claramente, en el Liberalismo como corriente  histórica de opinión y no solo en la estructura oficial y parlamentaria que, pese a su acceso al gobierno, pierde dos puntos, hasta 36%, con relación a septiembre de 2012, en pleno “renacer Liberal”.
En el escenario actual, en que el presidente  mantiene el control de la mayoría del voto parlamentario, luego de la reciente “realineación” de los conservadores, las dificultades  para la reelección podrían venir de los votos de opinión que se expresaron en la ola verde(diferente a sus divididos y eventuales dirigentes) y antes en la candidatura de Carlos Gaviria: el 56% de quienes votaron por Mockus en la segunda vuelta “castigan” la gestión del gobierno, abriendo paso, por ejemplo, a las candidaturas de Navarro y Clara López que se sitúan, en la intención de voto , por encima de los candidatos Uribistas. En la pugna entre estos sectores de Izquierda, a pesar de sus dificultades, el alcalde Petro será “gran” elector.
Los acuerdos de Paz seguirán siendo el eje de la campaña presidencial (59% de favorabilidad), pese a que la encuesta identifica desempleo (39%) e inseguridad ciudadana (31%) como los principales problemas del país. Si ello es así los eventuales acuerdos, en lo que falta, menos el desgaste del gobierno, en lo que falta, inclinarán la balanza de la reelección y la decisión final del presidente. Sobre este punto llama la atención y genera expectativas la posición de sectores conservadores, como el expresidente Pastrana y la ex canciller Sanín, frente a temas como el de San Andrés que podría convertirse en un asunto de política electoral.
Sabiendo que los acuerdos serán un factor decisivo, las FARC deshojan una margarita en que se confunde participación, aspiración apenas normal, con cogobierno, el cual se alcanza en las democracias con votos. El resultado del pulso será definitivo como argumento que podría disminuir o aumentar el impacto de los acuerdos en unas presidenciales en que, hasta ahora, tendremos segunda vuelta con las dificultades de anticipar tendencias y resultados que ello implica.
@herejesyluis
Otro si: Esta nota intenta analizar una encuesta correctamente diseñada y ejecutada que escruta a la opinión en un momento determinado y no compromete, necesariamente, las preferencias personales de su autor.