jueves, 26 de julio de 2007

LA APUESTA DE URIBE

La apuesta de Uribe
Si la liberación de guerrilleros es una cortina de humo o parte de una estrategia de opinión, es lo de menos. Lo importante es que sirva para liberar a los secuestrados y buscar la paz.
Luis Carvajal Basto

El Espectador
martes, 05 de junio de 2007


Cuando comenzaba a sentir el desgaste ocasionado por la presión por el decisivo y difícil momento por el que pasa el proceso de paz iniciado con los paramilitares, en medio de rumores crecientes de chantajes de éstos contra altos funcionarios del Gobierno, denunciados por la revista Semana; cuando afrontaba los rigores del debate presidencial en Estados Unidos que propiciaron la oposición de la bancada demócrata a un TLC decisivo para sectores empresariales y el país; luego de las denuncias contra el Vicepresidente y el Ministro de Defensa por vínculos con los mismos paras e intentos por desestabilizar el gobierno del ex presidente Samper, Uribe responde con una apuesta de alta política que va a cambiar el escenario interno y externo para Colombia, creando una nueva coyuntura.La decisión de liberar a casi 200 guerrilleros de las Farc, incluido Rodrigo Granda, llamado el “canciller” de esa organización, a solicitud del presidente Sarkozy, busca, como lo dijo Uribe, “respaldo nacional a las instituciones e internacional a su política de seguridad democrática”. Se trata de una carta ganadora que deja a las Farc sin pretextos para liberar a los secuestrados a la vez que consigue comprometer a un sector de la comunidad internacional con su propuesta. El Presidente francés queda “obligado” con Uribe. Los gobiernos de Francia, España y Suiza ya acogieron con beneplácito su gesto.El escenario internacional no era el mejor para Colombia. El apoyo de su más importante socio político y comercial, los Estados Unidos, está ligado a un gobierno de Bush que entra en su recta final en un Congreso controlado por los demócratas que le están pasando a éste una cuenta de cobro que esperan hacer efectiva en las próximas presidenciales. Uribe, el mejor aliado de Bush en la región, ha tenido que emplearse a fondo para conseguir nuevos recursos para el plan Colombia y la ratificación del Tratado de Libre Comercio. Haciendo el trabajo de Bush trata de convencer a los demócratas de que Colombia, para ellos, es un tema de Estado y no uno de política interna norteamericana.Por otra parte, el proceso de paz con los paramilitares, que ha puesto en duda la legitimidad de un Congreso permeado por ellos, al punto que muchos congresistas están en la cárcel, se encuentra en un momento crítico empezando a conocerse apenas las verdades del conflicto. Las denuncias de éstos sobre la participación de dirigentes empresariales y políticos en su proyecto han, por lo menos, desestabilizado sectores del “establecimiento”.Esta “jugada” de Uribe es la pieza mas importante de su política de seguridad democrática, luego de la Ley de Justicia y Paz que fijó condiciones favorables que permitieron la desmovilización de al menos 30.000 paramilitares y miles de miembros de las Farc. Una guerrilla poderosa económicamente, pero relegada a lo más profundo de la selva en lo militar y sin ningún eco político en los centros urbanos, se ha visto obligada a salir de su mutismo. ¿La presión internacional que ahora les pone Uribe será suficiente para llevarlos a liberar a los secuestrados o iniciar un proceso de paz? Nadie lo sabe. Lo que es seguro es que la audiencia que lograban en sectores de la comunidad internacional se verá afectada y que el Gobierno ha dejado sin argumentos a quienes le reclamaban gestos de paz. Paradójicamente, la liberación de Granda, contra su voluntad o la de sus jefes, puede ser el primer paso para un nuevo proceso de paz.Desde ese punto de vista, estamos ante otro “gol” de Uribe, que hábilmente ha puesto el balón en manos de unas Farc que añoran los tiempos en que el ex presidente Pastrana les concedió una zona de despeje en la que prácticamente gobernaban. La liberación unilateral de guerrilleros por parte del Gobierno deja claro que no tiene que ver la cesión de la soberanía nacional, otra zona de despeje, con los derechos a la libertad de ciudadanos secuestrados.”Su dignidad humana y la mía son inviolables”, escribió una de las guerrilleras liberadas en un muro. ¿Cuánta dignidad les quedará a los secuestrados y a la dirigencia de las Farc?

No hay comentarios: