jueves, 26 de julio de 2007

POLO, A TIERRA

Polo, a tierra
En las pasadas elecciones presidenciales, el Polo apareció como segunda fuerza política luego de conseguir la Alcaldía de Bogotá. ¿Repetirá en octubre?
Luis Carvajal Basto

El Espectador
viernes, 25 de mayo de 2007


El escenario político no podía ser mejor para el Polo. La “coalición” de gobierno, que no ha sido nunca homogénea, se encuentra desgastada y en trámites de divorcio; el Congreso, donde ésta tiene mayorías, deslegitimado; la economía empezando a sentir los efectos de un periodo ya largo de crecimiento y de decisiones políticas en Estados Unidos y Venezuela que afectarán el TLC y la dinámica del comercio exterior.
Sin duda es el mejor escenario para que un movimiento emergente se consolide. Así lo entendieron políticos como María Emma Mejía, que se trasteó al Polo con ideología y todo y un sector minoritario del Liberalismo, que fue definitivo en el ascenso del Polo y la Alcaldía de Garzón. Sin embargo, el futuro del Polo depende más de factores, como la capacidad de convocatoria del Liberalismo y la decisión política del mismo Álvaro Uribe, que de su propia dinámica interna. Veamos.
A pesar de las tres sucesivas derrotas del candidato presidencial del oficialismo liberal de entonces, el Liberalismo, como sentimiento, aparece en todas las encuestas publicadas y privadas con puntos, más o menos el 40% de las preferencias electorales. Eso explica en parte sus derrotas a manos de un disidente liberal, como es Uribe. Muchos electores liberales no sintieron que traicionaron sus sentimientos y sus tradiciones políticas, familiares, etc, al votar por él. Otros, considerando la utilidad de su voto, votaron por el Polo. Tampoco sentían que se apartaban de “su” Liberalismo.
El asunto consiste en la capacidad del ex presidente Gaviria de recuperar para el Liberalismo esos votos “prestados” en el breve periodo que falta para octubre. Para ello, debe comenzar por deslindar claramente terrenos con el Polo y tratarlo como a un competidor, sintonizarse con la gran opinión de los centros urbanos y la fragmentada de las regiones, donde los liderazgos políticos tradicionales deben ser útiles, pero no decisivos, como estrategia. No debe olvidar que con una propuesta basada sólo en ellos, el Liberalismo perdió tres elecciones presidenciales y casi desapareció de los centros urbanos, llegando a la increíble cifra de 7.8% del arrastre electoral en las principales ciudades.
En cuanto a la decisión política de Uribe, se debe considerar que su respaldo popular hasta ahora no ha tenido en cuenta el tipo de oposición que ha ejercido el Polo. Mientras el 15 de mayo Uribe recordaba los aportes de la Nación al transmilenio Distrital, Petro continuaba con su tarea de descredito en el Congreso, luego de hacerlo en los Estados Unidos. Candidatos del Polo como María Emma y Antonio Navarro tendrán que pronunciarse algún día sobre la particular forma de hacer política de Petro y compañía, su incidencia en el desempeño de las instituciones y la responsabilidad que les cabe si no se aprueba el TLC y el Plan Colombia. La opinión que ha acompañado a Uribe se pronunciará sobre ellos sin que Uribe lo haga. ¿Y si lo hace? Nadie puede olvidar que es el mayor elector. Este no es un tema ideológico, sino de opinión.
En relación a la dinámica interna del Polo, hay que decir que aparte del abstracto discurso ”social” de Garzón, en el que lo único identificable es una “sin indiferencia” que no genera empleos ni crecimiento, no se identifica ninguna propuesta atractiva para los colombianos en las próximas elecciones regionales. A menos que se consideren como tales los “debates” de Petro basados en expedientes judiciales que han perjudicado la política externa y en los que ha puesto por delante su protagonismo y el de su partido, a los supremos intereses de las instituciones y la Nación. Más temprano que tarde la gente entenderá que es más complejo Gobernar un país como el nuestro y construir, que denostar y repartir alimentos gratuitos.
No hay que ser mago para anticipar que en las elecciones de octubre la opinión le pasará a Petro y al Polo una cuenta de cobro. Y en el 2010 a su copartidario Garzón. Que el Liberalismo no les prestará más votos. El Polo se va a conectar con su verdadera realidad electoral, es decir, a tierra.

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