martes, 7 de agosto de 2007

¿ES POSIBLE LA PAZ?

Ecos de Moncayo
¿Es posible la paz?
Si el Profesor Moncayo, luego de aterrizar en la Plaza de Bolívar, se dirigiera a la selva, tendríamos más elementos para una respuesta.
Luis Carvajal Basto
viernes, 03 de agosto de 2007
Si como un gesto las Farc liberaran a su hijo o por el contrario se le hubieran atravesado con un fusil, como en su momento lo hicieron con Horacio Serpa, tendríamos más luces. Pero, al parecer, otra vez, nos quedaremos sin conocer las reacciones de las Farc.De la marcha de Moncayo tenemos como balance hasta ahora una propuesta del Gobierno para una zona de encuentro por noventa días. Eso es, de alguna manera, la descongelación de un eventual diálogo con las Farc, que han respondido que con Uribe no negocian. Quiero pensar que ponerse “duro” es el primer paso para conseguir más, al negociar. De eso, las Farc saben y Uribe, también.Por eso, al llegar Moncayo con unos reclamos propios de quien tiene un hijo secuestrado, le salió al paso y convirtió el acto en una demostración de las diferencias que existen entre quienes secuestran y las instituciones que con esfuerzo han construido los colombianos. El intercambio público de ideas entre un Presidente y un humilde profesor, con todos los medios por delante, con público, fue calificada por un vecino como “el colmo de la Democracia”. El vecino también dijo:¿Qué tal que Uribe no salga? Pero salió y, a decir verdad, arrolló, o cuando menos, frenó los alcances de la marcha de Moncayo.Como la paz no puede seguir siendo un criterio abstracto, vale la pena utilizar un concepto matemático, de teoría de conjuntos, para saber si existe una zona de “intersección”, que también permita establecer los “límites“ de una eventual negociación. Es decir, desde cuanto y hasta cuanto están dispuestos a ceder las partes involucradas. Para eso, realizamos un breve y simplificado Juego de actores que por razones de espacio, reduciremos a dos: el Gobierno y las Farc, faltando la comunidad internacional y lo que se ha llamado “la Sociedad Civil”, que de alguna manera se expresa electoralmente o en encuestas.El Gobierno está dispuesto a negociar, pero ha marcado claramente sus límites: Para empezar, no habrá despeje y hará conocer que “para liberar 50 personas no le vamos a entregar Pradera y Florida, con 110.000 a las Farc”. Recoge la experiencia del Caguán, donde las Farc tomaron ventaja de una negociación sin estrategia, que incluyó la cabeza de un Ministro y casi un Golpe de Estado. De resto, Uribe mantiene una Agenda Abierta, cuyos límites se los irá marcando un sector empresarial y una opinión que mayoritariamente lo respaldan. Actúa de manera monolítica y cuenta con mayorías parlamentarias. Puede negociar con autoridad y comprometerse a cambiar o producir nuevas leyes que resulten de una eventual negociación. Lo quieran o no sus detractores, es representativo, como pocos de sus antecesores, de la gente y lo que se ha llamado “el establecimiento”.Resulta difícil establecer que quieren las Farc. Por eso, una eventual negociación de paz podría partir de lo propuesto, después de mucho, en el pasado proceso de negociación. Los conocidos diez puntos de los cuales recojo:” reforma total a la Fuerza Pública, impuesto a los grandes patrimonios, eliminación del IVA, suspensión de las privatizaciones, reforma agraria y crédito subsidiado y programas masivos de sustitución de cultivos”. Aunque no recuerdo la solicitud de reformar la Constitución y otra reforma política, está claro que un proceso de paz las va a incorporar.¿Son monolíticas las Farc? Pareciera. Pero quedan dudas después de hechos como el asesinato de los diputados o el secuestro espectacular del senador Getchem, que terminó con un proceso en el cual eran claras ganadoras con una retaguardia que nunca antes tuvieron y un territorio que añoran y quieren recuperar, ahora en Pradera y Florida. Nadie sabe cuanto pesan en sus decisiones tres sectores, con matices y liderazgo, que, a la distancia, se alcanzan a identificar: el histórico de Marulanda, el político de Cano y uno muy guerrerista. En su militancia y mandos, al igual que en la sociedad colombiana, se siente la presencia y el impacto del narcotráfico. Este será un factor definitivo a considerar.De este breve análisis queda que existe un intervalo o magnitud de intersección que hace posible, en teoría, una negociación. El Gobierno se prepara para el escenario de la guerra, con el fortalecimiento del presupuesto de las Fuerzas Armadas y la incorporación de 40.000 nuevos soldados. Las Farc deben entender que no pueden seguir renunciando a una identidad política. La estrategia de terrorismo, recuérdese el Nogal, los acabó de desacreditar al punto de llevar al país a reclamar autoridad para garantizar las libertades. Eso explica la reelección de Uribe, incluso, que se siga planteando una segunda reelección.La estrategia del secuestro y movilización de los familiares de secuestrados llegó a su punto más alto con la intervención de Sarkozy y el G8 y ahora con la caminata del Profesor Moncayo. Puede decirse que se han especializado en conseguir lo contrario de lo que dicen querer.De cualquier modo, es bueno lo de Moncayo. Nos puso a hablar de paz. Siga caminando, Profesor. Le recomiendo la senda que arranca del Caguán. Para ver si puede pasar.

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