lunes, 28 de marzo de 2011

¿Y el empleo?


Por: Luis Carvajal Basto

Al conocerse resultados de la economía en 2010, las cifras de crecimiento y control de la inflación invitan al optimismo. Parece, sin embargo, llegada la hora de una reforma Constitucional que equilibre las funciones de la Junta del Banco de la República, orientándolas también a la generación de empleo.

Mejor de lo esperado, puede decirse del crecimiento de 4.3% de la economía en 2010 si tenemos en cuenta factores como el coletazo de la crisis mundial, la ola invernal, el frenazo en el comercio con Venezuela y los anunciados efectos de lo que sectores, como el exportador, han llamado la revaluación del peso que, en teoría, le resta competitividad a las exportaciones.

El panorama en 2011 se muestra alentador, con lunares en la producción agrícola y la construcción. Pero este último sector, un poderoso dinamizador y generador de empleo, muestra serios indicios de despegar nuevamente si se toma en cuenta su desempeño en los primeros meses de este año. También son buenas las cifras del sector manufacturero, que luego de retroceder en 2009, volvió a crecer en 2010, lo cual es toda una hazaña si se considera el bajo precio de los productos chinos.

No sabemos con certeza el impacto de sectores que generan inversión y crecimiento pero poco empleo, como el minero, en la evolución de nuestra economía. Pero actuamos de manera responsable cuando ponemos freno a proyectos que comprometen el futuro acuífero del país, como es el caso de la respuesta del gobierno al detener la explotación a cielo abierto en el paramo de Santurban.

Existen cifras más emocionantes que las de crecimiento y estas son las de ahorro que creció un 20% en 2010.Vale recordar que este es el primer paso de un círculo virtuoso al que sigue inversión, crecimiento y empleo, siempre que se den las condiciones que lo canalicen.

Preocupa que de ese ahorro, más del 30% pertenezca al gobierno que debería mejorar sus flujos de caja, para no sacrificar a los contribuyentes innecesariamente.

Uno de los logros de la Constitución de 1991 ha sido el control de la inflación que es el más regresivo y peor de los impuestos. La coordinación de políticas monetarias y de crédito, hay que decirlo, ha generado estabilidad en los niveles de precios. Sin duda, el factor más importante ha sido el control de la financiación al mismo Estado, la deuda oficial.

En la semana que pasó, el director de la junta directiva del Banco de la República justificó el alza en las tasas de interés en la dinámica de la economía y el crecimiento del crédito, argumentando que existe correlación entre aumento del PIB en niveles superiores al 6% e inflación y que la función fundamental del Banco es el control de esta.

Si bien ello es verdad, deberíamos recordar que reducir el desempleo a niveles de un digito es un asunto vital para los colombianos por lo que debe intentarse el ajuste Constitucional que se requiera, teniendo en cuenta que la armonía en la elaboración de políticas y relativa independencia del Banco, 20 años después, ha demostrado que el esquema funciona, pero también que puede ser mejor.

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