sábado, 12 de febrero de 2011

Egipto: una revolución de nuestro tiempo


Por: Luis Carvajal Basto
Con transmisión en directo para todo el mundo y convocatoria por las redes sociales, cayó la dictadura constitucional de Mubarak. ¿Estaba lejos de la realidad Fukuyama al proclamar el fin de las ideologías o su concepto no aplicó para todo el mundo? Pero, seguro, lejos están quienes sostienen que para obtener cambios en las formas de gobierno, es indispensable la violencia.

Uno de los comandantes de esta revolución no llevaba armamento ni fusil. Se trataba de un tecnócrata de una empresa de Software que utilizó sus conocimientos para motivar una gran convocatoria ciudadana. Para completar, el ejército no solo protegió la vida de los manifestantes, quienes se pararon a celebrar sobre los tanques, sino que garantizará una transición pacífica hacia el modo de gobierno que la gente escoja.

Si queremos constatar la manera en que las cosas han cambiado, los “filósofos” de esta insurrección no se expresaron en tratados sino a través de Twitter. Una manera light para quienes no conciben revoluciones sin muertos.

Estados Unidos ha sido uno de los promotores del cambio. El gobierno demócrata del Presidente Obama hizo sentir su fuerza. Papel diferente al que cumplieron en la guerra de los seis días. Allí, también, muchas cosas han cambiado, comenzando por la sustitución, como política pública, de las fuentes de energía, causal de los conflictos en oriente.

Atrás quedan en la historia, como malos recuerdos, el paso victorioso de los ejércitos de la Unión Soviética por Hungría, Polonia, Checoslovaquia, Rumania a los que llamaron revoluciones. El terror en Irak y en países del Asia. Se parece más esta revolución egipcia a la de los claveles en Portugal y al derrumbe del muro de Berlín y la caída de la dictadura en la Unión Soviética. Es la expresión de los ciudadanos que renuncian a ser salvados por falsos profetas del tipo Mubarak.

Lo que ha ocurrido en Egipto será un referente en adelante. Cabe esperar situaciones similares en el norte de áfrica. Además de las características propias de la transición que ahora empieza, cuyo desarrollo dependerá de las capacidades ciudadanas y el apoyo de la comunidad democrática internacional, entraran a jugar fuerte las potencias, el gobierno Israelí y los líderes religiosos. Vale recordar que el delicado equilibrio en esta zona del mundo, pasaba por el gobierno de Mubarak. Se juegan muchas cosas y nadie que viva en la tierra debe ser indiferente.

Aún por resolver el rumbo de la primera revolución de este milenio, se puede afirmar sin riesgo de error que sus consignas son Liberales: Libertad de expresión, empleo, bienestar y rechazo a la dictadura. No podía ser de otra manera en un universo interconectado en tiempo real en que cualquier persona, desde cualquier lugar, puede preguntarse al observar como transcurren las formas de gobierno y la existencia de otros ¿y yo porque no puedo vivir así?

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