lunes, 21 de febrero de 2011

Ay, Ministro


Por: Luis Carvajal Basto
El paro camionero finalizó con una reversa a los decretos y creando un comité de concertación. Mal precedente. El asunto es que los consensos deben buscarse antes y no después. Le cabe responsabilidad al Ministro.

Nadie pone en duda que la tabla de fletes que reclaman los transportadores es un adefesio, a pesar de las razones que puedan tener. Estas van desde el costo desmesurado del combustible, pasando por la insuficiencia de vías y los peajes etc.

Una tabla de fletes impuesta por el gobierno fija artificialmente condiciones que deben ser pactadas en un contrato entre privados, a menos que exista un perjuicio grave y constatable contra la población. Oferta y demanda.

El alto costo de los fletes encarece exportaciones e importaciones y la producción interna por la influencia en el precio de los componentes importados. Resulta indefendible, en las estructuras de costos, que pesen más los fletes internos que los internacionales. Así, se pierde la competitividad conseguida con mayor productividad, inversión de capital, innovaciones tecnológicas o esfuerzo de los trabajadores. De nada sirve bajar aranceles si los fletes o cualquier otro factor resulta exageradamente alto. Esto repercute de manera directa en el empleo y los niveles de precios.

Pero, por ejemplo, al comparar internacionalmente el costo del flete otro tanto debe hacerse con el del combustible. En resumidas cuentas si la tabla de fletes debe desmontarse por artificial y no competitiva, una medida en tal sentido podría ir acompañada con una estabilización o atenuación en el precio del diesel y la gasolina. El cambio de la formula, como lo han expresado sectores del gobierno, para no hablar de la manera como muchos municipios se gastan la sobretasa.

Todos estos factores y otros han podido considerarse antes del paro y los decretos, los cuales han debido resultar de la mesa de concertación que ahora se crea. El país se habría ahorrado el paro tanto como poner a prueba el talante Liberal del gobierno Santos, quien fijó como límite el pasado viernes a los transportadores, haciendo uso de la autoridad para garantizar los derechos de todos.

La búsqueda de consensos se encuentra en el ABC de la negociación y el gobierno contemporáneo. Con los antecedentes de este asunto, los paros en el gobierno anterior, el Ministro debió tomar y liderar todas las medidas por anticipado en un sencillo ejercicio de escenarios o análisis prospectivo. Los hechos, es decir, las perdidas, la incidencia en la inflación etc., revelan que si tenía alguna estrategia, esta fracasó, al punto que dejó de ser interlocutor y la vocería del gobierno debió asumirla el Vicepresidente.

En este asunto perdió el país, los transportadores y el gobierno debió emplearse a fondo para solucionar la embarrada del Ministro, quien parece un tipo afable, honesto y buena persona, pero demostró falta de talla ante un asunto de esta envergadura.

Le toca asumir sus responsabilidades y arrancar de cero un proceso delicado. Puede aconsejársele que la próxima vez no de tanta papaya a tantos, incluidos funcionarios de segundo nivel en el Distrito, quienes autorizaron en principio las manifestaciones que dieron lugar a los bloqueos en Bogotá y por desconocimiento, falta de experiencia o cualquier otra razón, le dieron otra dimensión al paro camionero.

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