sábado, 26 de junio de 2010

La buena nota de la economía


Por: Luis Carvajal Basto
El crecimiento de 4.4% en el primer trimestre supera proyecciones pesimistas de quienes irresponsablemente usaron las malas expectativas como argumento en la campaña Presidencial. Buen ejemplo de cuando los hechos superan la mala política. Las especulaciones no se pueden todavía medir. La economía sí.

2009 fue un año de pos crisis a nivel mundial. En Estados Unidos se perdieron más de veinte millones de empleos y en Europa sus malos efectos no terminan, en países como España. En Colombia, también fue un año preelectoral, dando lugar a que malos profetas pronosticaran desastres, siendo usados sus pronósticos como argumento político, por cierto, desestabilizador.

Dijimos en esta columna, comenzando 2009 e intentando un pronóstico menos pesimista frente a la crisis, que “No tendremos el crecimiento de años anteriores pero catástrofe, tampoco. Las exportaciones, el empleo y las finanzas públicas se resentirán. La probable caída en la inversión privada, debe “reemplazarse” con gasto público. Los remedios habituales no servirán y el gobierno y el Banco de la República deben actuar con audacia y jugarse a fondo”.

Los hechos nos dieron la razón y los efectos de las acciones del Gobierno, las autoridades monetarias y el sector privado, se comienzan a observar: las exportaciones se resintieron, golpeadas por la inexplicable actitud de Venezuela, pero la balanza comercial terminó siendo positiva; la inflación descendió hasta el 2%, la más baja en décadas, y el alto ritmo de crecimiento hizo una pausa, no negativa como muchas economías, pero las cifras de 2010 demuestran que afortunadamente reaccionó. En síntesis: no tuvimos desastre.

Por el contrario, las cifras del primer trimestre son alentadoras e invitan a ser optimistas: el sector de la construcción, principal generador de empleo, que alcanzó a tener en 2009 una disminución de las licencias solicitadas cercana al 25%, está de nuevo jalonando el crecimiento con unos índices positivos del orden del 19%; la minería y aún el comercio, a pesar del desempleo, muestran indicadores buenos e indiscutibles.

Las preocupaciones del nuevo gobierno, en el corto plazo, deben estar enfocadas en el sector agrícola, el empleo y la relación entre estas dos variables. No parece correcto imputar la situación del agro a la baja oferta como consecuencia del clima y el fenómeno del niño. En este caso es una situación de mercado originada en la excelente oferta de alimentos en 2009 que produjo baja en los precios pero desestimulo en las áreas sembradas en 2010.

En el largo plazo, el agro debe conseguir competitividad que contrarreste o aproveche los subsidios de países desarrollados a productos como trigo, soya y maíz, pero en el entretanto urge restablecer y continuar estímulos y subsidios. Entre otras cosas, esa competitividad no es posible sin una mínima infraestructura que permita interconectarse y salir, con bajos costos, a grandes ciudades y puertos. Hacia allí debe poner la mirada el nuevo gobierno estableciendo una prima de transporte, mientras se construyen autopistas.

Hace rato Einstein explicó la relatividad, observando la velocidad a la que se desplazan los objetos y la ubicación de quien los observa; conocemos la paradoja sociológica al juzgar un vaso de agua a medio llenar o medio vaciar. La Economía es una ciencia encaminada a resolver problemas, pero jamás a inventarlos y mucho menos a utilizarlos como argumentos falsos que nos afectan negativamente a todos. Eso es cosa de malos profetas y peores políticos que por fortuna, cada vez son más cosa del pasado, en un país que se ha ganado a pulso una buena dosis de optimismo.

No hay comentarios: