lunes, 7 de mayo de 2012

La justicia cuestionada


A dos años de nuevas elecciones presidenciales, dos encuestas escrutan la opinión, con resultados más o menos similares en cuanto a la imagen de personajes públicos y el gobierno. El hallazgo más importante, sin embargo, es la negativa percepción de la Justicia.


Vale la pena insistir en la importancia de los estudios de opinión como herramienta para tomar decisiones políticas y de gobierno. Una encuesta correctamente diseñada, observando variables y tendencias en el tiempo, es un instrumento insustituible para medir el clima de opinión, encontrar aspectos negativos y positivos en la implementación de políticas y en la imagen de candidatos y gobernantes. ¿Cómo los percibe la opinión? ¿Qué cosas se pueden hacer para mejorar el rumbo?

Encerrados, como están, los gobernantes en una jaula de cristal, las encuestas son un instrumento más objetivo que los  criterios de asesores bien  intencionados, más en países como los nuestros en que la alta dirección del Estado, la formación en gestión pública y los métodos que soportan las decisiones de gobierno, son factores aun escasos. Por lo general, las naturales presiones políticas y la fuerza de acontecimientos  no previstos, dificultan  pertinencia, coherencia  y continuidad en la planeación y ejecución de las políticas públicas. Por razones como estas, los mandatarios a todos los niveles deben ocuparse de lo que muestran los estudios de opinión y tomar atenta nota.

Pero además de  una instantánea del sentir de la opinión, se ha demostrado, científicamente, que la utilización de los resultados de encuestas o su lectura, presentada a manera de conclusión o noticia, producen, a la vez, alteraciones “a conveniencia” en el clima de opinión que se ha medido. Frente a ello, toda precaución o norma resulta insuficiente. En cualquier caso, para la salud de la democracia, resultan mejores los “excesos” que la falta de información, tal y como se ha comprobado repetitivamente.

Una vez efectuadas estas aclaraciones, conviene señalar que las encuestas de Ipsos y Gallup mantienen  coherencia metodológica  y continuidad, pudiendo ser más precisa la primera  en cuanto se ocupa de medir 13 ciudades, grandes e intermedias, mientras que la segunda se ha referido a las cinco más importantes.

Al observar los resultados se encuentra que, a pesar de las diferencias en su presentación, existen algunos transversales o consistentes como la imagen positiva del presidente, 64% según Gallup y 58% para Ipsos, el desplome del alcalde Petro, 30% le respalda según Gallup, apenas 33% tiene imagen positiva para Ipsos, pudiendo las variaciones explicarse por el margen de error, el momento de recolección de muestras  etc.

Otro mensaje para tener en cuenta en la encuesta de Gallup es el que se refiere a la similitud en la imagen de  posibles candidatos a la presidencia en 2014: Tanto el presidente Santos como el vicepresidente Garzón y el ministro Vargas Lleras están en el rango del 60 al 65% de favorabilidad y parecen igualados  si este se asumiera como un momento de arranque. Nadie debe olvidar que falta mucho para elecciones y que en todo caso favorabilidad de imagen es diferente a intención de voto.

Se encuentran también resultados paradójicos, como  el señalamiento del desempleo como el problema que más afecta a los colombianos, 42% para Ipsos, en un momento en que el país se acerca a los niveles más bajos, 10.4% en marzo de acuerdo con el Dane. En este caso, convendría observar más de cerca lo que ocurre con el país rural, más lejano de las actuales encuestas.

Pero el gran hallazgo de estas encuestas, en medio del interés, y a veces morbo que despiertan los personajes públicos, es el que muestra Ipsos y  se refiere al sistema judicial: el 67%  de los colombianos no confían en él; el 88% consideran que es corrupto y el 89%qué es susceptible a presiones políticas ¿Alguien necesita una reforma?

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