lunes, 11 de octubre de 2010

¿Qué ocurre con la Ley de regalías?


Por: Luis Carvajal Basto
Difícil de explicar el ausentismo en el congreso para no votar la Ley de regalías. Ni el recelo público entre los diferentes sectores de la nueva coalición o la falta de atención a las requisiciones naturales de los congresistas explican esa actitud, claramente deliberada y práctica parlamentaria conocida.

Se dice en la calle que el Uribismo puro y duro le quiere “medir el aceite” al Ministro del Interior y está inconforme con el protagonismo adquirido por el recién llegado Liberalismo oficial y Cambio Radical que, según esas voces, hace poco cuestionaban al mismo Santos. La reunión en palacio con la U y las declaraciones de Armando Benedetti reclamando las mayorías de su partido, confirmarían que el ausentismo no fue más que una notificación a Vargas Lleras y al propio Presidente.

Pero hay más. La de regalías es probablemente la Ley de más complejo trámite en la actual agenda por la diversidad de intereses económicos y regionales que confluyen. Gobernadores y Alcaldes disponen de los presupuestos, pero en momentos como este deben hacer Lobby en el congreso y atender también solicitudes de los congresistas.

La ley responde a un criterio sano de redistribución regional y social entendiendo que las riquezas del subsuelo son de todos los colombianos. Los pobres de departamentos no productores, como el Chocó, se verán beneficiados sin que los de departamentos productores se vean afectados. Ello es posible por múltiples circunstancias, entre ellas volúmenes y precios esperados y porque el “gana -gana” es un concepto matemático y económico demostrable, como lo ha hecho el gobierno al proyectar los ingresos hasta 2012.

Estas razones no han sido suficientes para convencer a Gobernadores y Alcaldes que verán temporalmente menguada su capacidad de ejecución de gasto, y su influencia genera distorsiones en el Congreso, por lo que resulta simplista atribuir el ausentismo a falta de gestión por parte del Gobierno. Algunos han querido definir este momento como de deslinde entre Uribe y Santos, pero ello no es así en cuanto el gobierno no expresa una agenda política diferente, al menos frente a las próximas elecciones regionales.

La silla vacía es una figura que hemos encontrado los colombianos para castigar la ineficiencia de los Partidos frente a actuaciones dolosas de los congresistas. Resulta por lo menos paradójico que estos la utilicen ahora para enviar mensajes al ejecutivo. No tiene tanta credibilidad este congreso, ni siquiera comparado con el desastre del anterior, para gastarla en conductas que el País no entendería.

Posdata:

Los Liberales del mundo estamos felices con el Nobel a Vargas Llosa quien en el mundillo “mamerto” de los 70s fue capaz de reivindicar la utopía de Libertad y dignidad, de manera consistente y defender las propias, incluso a trompadas y con puntería, como lo testimonia el ojo de García Márquez en la foto recién publicada.

No hay comentarios: