sábado, 25 de octubre de 2008

Opinión| 24 Oct 2008 - 10:34 pm

Luis Carvajal Basto

Con una crisis en ciernes, la fórmula mágica de "lo social"

Por: Luis Carvajal Basto
Una forma de seducir al electorado, es  decir a los pobres que les van a solucionar todos sus problemas, sin trabajar y gratis, desde el Estado ¿Tiene posibilidades esa propuesta en el mundo real, empezando una crisis?

No se conoce ningún gobernante o Estado que tenga como mandato no "ayudar" a los Pobres. Desde Bush hasta Chávez, pasando por un Sarkozy más de "derecha" que  Zapatero, el del PSOE. Por eso resulta difícil  entender que en Colombia, hoy día, se monte un proyecto político con esa sola bandera como argumento central. ¿Cómo se va a diferenciar?

No se entiende, por ejemplo, qué van a hacer para establecer contradicciones entre el modelo de "los sociales",  repartiendo comidas en programas como Bogotá sin Hambre y el que estos señalan de "derechas" de Uribe, que hace lo mismo, sin intermediación, entregando  recursos, en programas como familias en acción.

Tampoco se sabe cómo es que ese discurso, por sí mismo, movilizará a los electores. En esencia se trata de diseñar y ejecutar políticas públicas que beneficien a los "menos favorecidos", utilizando los recursos y la autoridad del Estado. Pero, si el país no genera riqueza ¿qué es lo que se va a redistribuir?

Los recursos del Estado son iguales a los impuestos e ingresos que recibe menos lo que gasta o invierte. Una forma de ver el asunto es que se cobren más impuestos. Pero si esto se hace, hasta un límite, los capitales evaluaran el costo de oportunidad y se irán para otra parte y esas empresas no pagarán ningún impuesto. No habrá recursos para el Estado, disminuirá la actividad económica y  se perderán empleos.

En Colombia,  como en todas partes, las empresas comparan los riesgos de sus inversiones, con factores como la estabilidad jurídica, política, de orden público e institucional y la carga impositiva, con los márgenes de utilidad. Ese balance, ha sido positivo en los años recientes y se ha observado en las cifras de crecimiento y empleo.

La tasa de cambio, que resulta de la oferta y demanda de divisas y de las tasas comparadas de inflación e interés, son otros factores a considerar. Ahora, ante la crisis financiera internacional que podría convertirse en recesión, y la forma como nos afectará, algunos  piensan que el discurso de redistribuir lo que no se tiene, puede tener éxito electoral. "Llegó la hora de lo social", dicen, pero la que puede llegar es la de una recesión, en que perdemos todos.

Por otra parte, el éxito de ese discurso como propuesta electoral, en Colombia no está garantizado. Las encuestas, único instrumento que nos puede orientar en este caso, muestran una y otra vez que a los colombianos no les gusta ni se sienten "pobres". Les  hablan de "los pobres" y miran hacia otro lado para ver a quien se están refiriendo. ¿Error, mentira o ambas cosas?

Ante una eventual recesión, que además de los factores cíclicos  propios del sistema, poco se parece a la de 1930 y que se caracterizaría por la pérdida de confianza de inversionistas y consumidores, los gobiernos de todo el mundo están actuando para  mantenerla y restablecerla. En Colombia no va a ser diferente. Va a estar en el centro del debate en las próximas elecciones y puede definirlas, como ha ocurrido en Estados Unidos donde Obama debería ganar.

Aunque parezca paradójico por nuestro déficit fiscal, la formula no es otra que dinamizar la economía desde el Estado, emprendiendo programas de obras públicas, financiando la vivienda popular y subsidiando la creación de empresas y puestos de trabajo. Aumentando el gasto pero generando empleo y la reacción de la demanda. ¿Será eso "social"? O solo depende de quien lo haga?

Las finanzas públicas  y la economía se van a complicar pero la fórmula no es repartir lo que no tenemos, a discreción y sin medida ni control. Ese cuento, nadie se lo cree. Fundamentos del método científico, prueba y error, son reemplazados, según esta visión de la política, por los de mentira y error. Mal.

  • Luis Carvajal Basto

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