lunes, 9 de septiembre de 2013

Santos: todo por la Paz


Por: Luis Carvajal Basto

Luego de los paros y una mala encuesta, el presidente, con el revolcón ministerial, reafirma su rumbo social hacia la Paz. Pero el nuevo gabinete no es, y no podía ser, una respuesta a esa encuesta.


De acuerdo con lo que ocurre en Colombia por estos días, medido por la última encuesta, podría parecer que reelección y proceso de Paz son incompatibles. El ambiente de pesimismo que van dejando los paros se  ha notado; también la tardía reacción de los ministros que fueron cambiados y la percepción de la gente, dejando en el aire la pregunta de si será su propia reelección el precio a pagar por el presidente para conseguir la Paz.
La mala situación de nuestro campo está fuera de discusión, así como la falta de respuesta del Estado, un acumulado histórico que compromete varios gobiernos, a los problemas del agro. Si bien los campesinos no han logrado constituirse en un interlocutor unificado y no es factible pactar acuerdos con cada grupo que realiza bloqueos, también lo es que no tenemos una idea cierta de la magnitud de esos problemas porque no hemos podido realizar un censo agropecuario, la primera herramienta de utilidad en este caso. No disponemos de una medición reciente de la realidad  que valide y sugiera políticas.
Lo que ha llamado la atención es la “gavilla” que, dada su uniformidad, todos a una, se ha armado, en la práctica, contra el gobierno y el proceso de Paz, lo que haría parecer  Paz y reelección como objetivos incompatibles. La respuesta de Santos fue un gabinete regional, capaz y con experiencia, sintonizado con la Paz, dejando en el ambiente que  la antepone a la misma reelección. Pero eso sería una lectura equivocada, partiendo, como se hace, de un presupuesto falso, según el cual las circunstancias actuales se mantendrán hasta las elecciones.
La respuesta presidencial parece fuera de cálculos electorales, pero ni los más enconados opositores anticipan la reacción de la opinión a los resultados de un proceso en que el presidente se ha jugado del todo, mientras recibe varapalos, por encima y por debajo de la mesa, de sectores que han compartido gobierno tanto como de sus detractores  políticos y de las FARC, que también bloquean las vías, dejando al gobierno como un emparedado. Para el presidente es el peor de los mundos, pero eso será hasta que se firmen los acuerdos o el proceso se cancele y  sustituya, como quieren muchos, por la opción puramente militar. En los dos casos las agujas de las encuestas girarían.
El  renovado  equipo de gobierno tiene muy poco tiempo para conseguir sus dos principales objetivos: reelección y éxito en el proceso de Paz. Las elecciones se acercan y vale recordar que, en política electoral, pasado y futuro son, apenas, insumos del presente. De nada vale denunciar la gavilla que trata de poner de acuerdo a quienes le culpan de todos los problemas  acumulados del país en todos los tiempos (San Andrés, situación del campo, empleo, inseguridad etc.). Aquí lo que cuenta  es la verdad que la opinión, que votará y refrendará los acuerdos, si los hay, considera. Para ello, el gobierno debe pasar de “padecer” la agenda, de la que la opinión se ocupa, a proponerla, situarse a la ofensiva y no solo como atajador de paros y ataques que, por estos días, le llueven.
El  reto inmediato que debe afrontar  es la respuesta a los pequeños campesinos garantizando precios de sustentación a sus cosechas (¿Un IDEMA público-privado?) como cuota inicial de una nueva política agraria y atender de manera competente las  reclamaciones de los Maestros, enfatizando el talante social de sus políticas. El segundo es comprender que  aunque la Paz tenga sus más inmediatos efectos en las regiones, el escenario electoral de 2014 lo definirán las grandes mayorías urbanas, incluidas las que no encuentran representación en el Congreso. Es a ellas a quienes debe explicarse (porque no la han padecido tanto como nuestros compatriotas del campo) que esta guerra, narco, absurda y fratricida, no puede durar para siempre y que eso está por encima de egos, intereses personales y otras  consideraciones.
@herejesyluis
Otro si: Sabemos que el futbol tiene sus propias reglas, pero el penalti que se inventó el árbitro en el último minuto del partido Millos-Chicó fue un “asalto” del que pudimos ser testigos, en vivo y en directo, millones de televidentes.

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