lunes, 15 de abril de 2013

¿Y la plata para que?


¿Y la plata, para qué?

Por: Luis Carvajal Basto

Todo indica que las intenciones del gobierno de Bogotá son cambiar el equivocado cobro de valorización, 850.000 millones, por cupo de endeudamiento por 4.3 billones. ¿Qué seguridad tenemos de que no se repetirán los errores de gestión, ahora multiplicados?

Nadie pone en duda el descalabro y las equivocaciones en el cobro de la valorización. Ni la manera como se facturó ni la ejecución de los proyectos ni el momento en que se efectuó. Ni siquiera la forma como la administración ha reaccionado ante sus propios errores, patinando y aplazando las fechas de cobro, mientras el proyecto se hunde en el concejo, pero nunca explicando satisfactoriamente sus actuaciones.
Lo que ocurrió fue que emitieron una cuenta de cobro que no se encontraba debidamente sustentada. Y lo que, probablemente, va a ocurrir, es que el cobro se retirará pero a cambio la ciudad, es decir los bogotanos, terminará endeudada en una cifra muy superior que, aparentemente y en el corto plazo, no tendrá dolientes, no llegaran pronto exagerados recibos a las casas, salvo por el debate que se pueda adelantar en las sesiones extras del concejo que tiene ahora una enorme responsabilidad.
La verdad es que las obras se necesitan. Estas y muchas otras. En el paquete están recursos para la primera línea del metro, el cable aéreo en el sur, transmilenio en la avenida Boyacá etc. El asunto que deben prever la administración, el concejo y la ciudadanía son los tiempos y los medios para su ejecución. El endeudamiento no tiene ningún problema en cuanto a la consecución de los recursos. A Bogotá, todavía, cualquiera le presta, entre otras razones porque ha logrado consolidar sus finanzas desde los noventas y porque la gente paga sus impuestos aunque no se ocupe mucho de lo que hacen con ellos. La veeduría ciudadana no funciona como debería, mientras los organismos de control, si damos una mirada al inmediato pasado, están en deuda con la ciudad.
La administración de Petro tiene demostrados problemas con su capacidad de ejecución. En 2012 la inversión de las empresas industriales y comerciales fue apenas del 74%, mientras el consolidado de la ciudad fue del 83%.Millonarios recursos se quedaron sin ejecutar. En 2013 las cosas no parecen diferentes: La ejecución de la inversión directa de la administración central, a 31 de enero, iba en 1.15% y la de Bogotá humana, la bandera del alcalde, en 0%(¡¡¡) .Con esos antecedentes y con millonarios recursos depositados en los bancos, cualquiera diría: ¿Para qué quieren más plata?
Endeudar a la ciudad requiere, además, demostrar en el mediano plazo la capacidad de conseguir fuentes permanentes y corrientes de recursos. Lo contrario es atentar contra su estabilidad fiscal, la cual ha costado años de esfuerzos construir y mantener. Ese es el delicado balance que debe discutirse en el concejo antes del 30 de abril. Son cálculos matemáticos, proyecciones de ingresos y gastos etc. Los discursos ideológicos, el fuerte de nuestro alcalde, no caben. Todos queremos recuperar nuestra ciudad aunque los asesores del alcalde la observen, expresamente, apenas como un trampolín para una futura candidatura.
A propósito de ello, Petro sigue intentando tapar, a veces con cuentos y a veces con mentiras, su incapacidad para ejercer debidamente el cargo para el que fue elegido. En una reciente entrevista dijo lo que sigue: “A veces creo que éste, por ser el primer gobierno de izquierda, la presión es sui generis” Y también dijo: “El proyecto que nosotros aquí hemos desarrollado es un proyecto que ideológicamente uno podría llamar liberal, incluso yo iría un poquito más allá, pero no es un proceso socialista. Es un proyecto liberal de vanguardia. Yo diría que es radicalmente liberal”.
Pues es francamente mentira que el suyo sea el primero “de izquierda” en la ciudad. Antes pasaron por ahí varios alcaldes del Polo democrático, incluido Luis E. Garzón y Clara López. Por si acaso, nadie menos que Jorge Eliecer Gaitán. También Bernardo Gaitán Mahecha, Antanas Mockus y Jaime Castro, quien le otorgó estatura constitucional, recuperó las finanzas y le dio la estructura institucional que hoy tiene. No sea tan presuntuoso, alcalde Petro, usted no ha inventado el modelo de Estado Liberal del que denostó por tantos años y con el que ahora dice coincidir. Ni siquiera la manera de reivindicar justicia social a punta de extravagantes discursos: Antes lo hicieron dirigentes que, al igual que usted, también proclamaron “tierra arrasada” como Hitler y Mussolini. Bogotá, entre tanto, apenas necesita un alcalde que funcione.

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