lunes, 23 de abril de 2012

Argentina se bloquea



Por: Luis Carvajal Basto

La decisión de nacionalizar una filial de la petrolera española Repsol, pone sobre la mesa varias discusiones sin saldar en política y economía: los límites de la política interna y los Estados en la globalización; ¿populismo vs neoliberalismo? O, sencillamente, ¿pragmatismo?

Más se demoró la señora Kirchner en tomar la medida que la Unión Europea, Estados Unidos y otros países  en condenarla. Se le vino el mundo encima.El primer efecto práctico queda claro: Argentina acabó de perder la confianza por parte de quienes invierten allí. Vendrán otros, como la caída en el  empleo, consecuencia de la baja en la inversión, y, paradójicamente, los que  ganará, por cuenta de la devaluación y la mayor competitividad de sus exportaciones. Argentina toma el camino de Venezuela, pero no tiene la magnitud de sus exportaciones petroleras y no es difícil pronosticarle, en el mediano plazo, otra crisis cambiaria.

La decisión cayó como “pedrada en ojo de tuerto”, en un momento en que las empresas Españolas tratan de tomar un aire, por la recesión en su país, en los mercados de Latinoamérica. Es, también, un mensaje político a Europa que lleva, entre líneas, el tema de las Malvinas, con efectos, sobre todo, en la política interna Argentina y un peronismo históricamente proclive al nacionalismo. No de otra manera se pueden entender los “beneficios” políticos inmediatos para el gobierno Kirchner.

Pero la medida recuerda que muchas cosas no están claras en los códigos no escritos de la globalización, aparte de las ventajas evidentes del libre comercio. La salida de la crisis en Europa, mediante el adelgazamiento del Estado y los ajustes recesivos, promovida desde Alemania, se va a demorar más que en Estados Unidos donde el gobierno ha hecho exactamente lo contrario, empezando a conseguir resultados. Sarkozy presidente, por ejemplo, defendió por mucho tiempo esas medidas recesivas  de las que se ha venido alejando a medida que se acerca la fecha de unas elecciones en las que, en todo caso, con el “impulso” que trae, perderá.

Qué un país le dé una patada al tablero, es una muestra más de que no todos están satisfechos con la ortodoxia y las recetas conocidas, las cuales muchos dan por sabidas pero sobre las que hoy no existe consenso, como el papel de los bancos centrales, los niveles de impuestos y el tamaño y papel de los gobiernos.

¿Es una medida populista? Los antecedentes dicen que sí, tanto como su presente articulado con un discurso político gaseoso, pero, en el otro extremo, puede ser comparable con teorías que defiende el gobierno Español que tampoco pueden demostrar, salvo en modelos bien intencionados, cómo se sale de una recesión recortando impuestos y reduciendo los  gastos de los gobiernos.

Desde el ángulo del impacto en la política Europea y Española, la oposición del PSOE no la ha visto con simpatía y en el más extremo de los casos, ha guardado prudente silencio, contrario a la actitud que en los dos gobiernos anteriores de Zapatero tuvo el propio Rajoy quien mantiene  firmemente su discurso de candidato ¿Por cuánto tiempo? Podría preguntarle  a su vecino, el más experimentado Sarkozy, quien ahora toma distancia de varias de sus posiciones conservadoras y neoliberales extremas, defendiendo el papel de los bancos centrales para promover  crecimiento y no solo para controlar la inflación.

Así las cosas y por fuera de dogmas, se observa que tenemos unos propósitos globales no suficientemente reglados, dando lugar a que  “excentricidades” de la política interna, en este caso Argentina, predominen sobre  lo que se supone es el debido qué hacer en un mundo globalizado. Es el lado “bueno”, en cuanto a la pluralidad, de una decisión Soberana que generará allí, sin embargo, aislacionismo, distorsiones en la economía   y desempleo.

Con otra mirada, pero indudable  sentido pragmático, es dable esperar que  China pronto se muestre dispuesta a reemplazar al capital Español o como el  presidente Santos remató en la recepción a Rajoy: “Bienvenidos los inversionistas españoles. En Colombia ofrecemos seguridad jurídica”.

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