sábado, 23 de mayo de 2009

ESCALONA:ASÍ ERAN LOS LIBERALES

Escalona: así eran los liberales

Por: Luis Carvajal Basto
Lo que hizo y dijo Escalona en vida es una expresión del talante Liberal, que poco tiene que ver con el Partido que conocemos ahora. Si alguien pregunta cómo eran los Liberales de antaño no es exagerado responder: como Escalona.

Muchas generaciones de colombianos han cantado y parrandeado y muchas otras lo harán, con la música y las historias de Rafael Escalona. Se puede decir que nos ha interpretado a todos. Puesto en un lugar de la geografía que no tiene costa, no es raro que sirviera de puente entre el país costeño y el hasta entonces frio, aburrido y acartonado interior, con éxito por siempre, afortunadamente.

Aparte de convertir historias sencillas en himnos y leyendas, debemos reconocer en escalona un talante Liberal, en vías de extinción. Si García Márquez ha destacado su altivez, debemos añadir que en un país excesivamente formal y prosopopeyico, el arma “oculta” de Escalona (para defender su dignidad y su trabajo, alguna vez cargaba revolver en la cintura) no era otra que la verdad del diario vivir, contada y cantada.

No resulta difícil encontrar en su repertorio un tratado de amistad (Jaime Molina) y el amor filial (La casa en el aire), en medio de poemas dedicados a conquistar el amor de una mujer, en realidad muchas, pero no a conservarlo. Sí, a sucederlo, trazando una línea de conducta. (Yo quiero a la que me quiere y olvido a la que me olvida).

Si su vida y obra en un país mojigato no fuera suficiente para encontrar sus orígenes Liberales (era hijo de un coronel que sirvió en la guerra desigual de los mil días) vale recordar su amistad con el Ex Presidente López, el pollo vallenato, y el MRL, a contracorriente del oficialismo. “Ahora es con López”, versó, luego de manifestarse contra el frente nacionalismo de los Lleras.

Sin embargo, las expresiones de la Colombia Caribe y Liberal no empezaron con Escalona sino con el mismo Bolívar, quien también dormía en hamaca y tuvo oportunidad de referirse a aquellos que, mientras transcurría la guerra de independencia, se refugiaban en “cómodas chimeneas” en las alturas, seguramente porque, como ellos, un ex Presidente Liberal, confirmado años después por la cartografía electoral, pensaba que “el Liberalismo” era de tierra caliente.

Pero el Liberalismo de escalona no era del partido sino de la vida y aunque fue calificado como “el intelectual del vallenato”, en una época en que la mayoría de compositores apenas escribían, con seguridad bebió más en las fuentes del inspirador old parr que en las de Adam Smith. Vivir libremente, con dignidad. Trabajar y parrandear antes que pontificar. Dejar hacer, pero usar la autoridad cuando se requiera y defenderse de injusticias y atropellos.

Hace pocos días un ilustre directivo del actual y descolorido partido, atormentado ante las diferencias abismales entre la rica historia del Liberalismo colombiano y los escasos votos que consiguen quienes creen representarlo, y ante la carencia de fondos para hacer una encuesta que diera luces sobre tan “extraño” fenómeno (con seguridad se gastan el dinero en cosas más importantes), trató de hacer un sondeo vía internet sobre las actitudes y características de los Liberales. La formula no es compleja: se recomienda seguir la pista del maestro Escalona, diciendo y haciendo cosas inteligentes y sencillas.

Aunque luego de encontrarla y descifrar el indescifrable talante de los Liberales, es seguro que no logrará convencer a ninguno de ellos de votar por los actuales precandidatos, por ejemplo.

Será hasta siempre o, más bien, hasta la próxima parranda, querido Maestro.

  • Luis Carvajal Basto

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