martes, 2 de octubre de 2007

OTRO FIN DE LAS IDEOLOGÍAS

Después de tanto, empezamos a comprender que en países como el nuestro el pragmatismo reemplazó las ideologías y el realismo mágico en la política. ¿Es conservador? ¿Es uribista? ¿De la oposición? ¿es un político? ¿Es periodista? Pues tampoco. El caso del ex presidente Pastrana.
Luis Carvajal Basto
viernes, 28 de septiembre de 2007.El Espectador
Colombia tuvo muchos coroneles que, como Aureliano Buendía, defendieron con sus vidas y su dignidad unas ideas que expresaban una concepción del mundo, simbolizada en un color y una bandera. Y también muchos “Cóndores”, o lo que más se les parezca. Las guerras y luchas internas anteriores a la actual se caracterizaron por su fuerte carga ideológica. La lucha contra la violencia, que tiene origen en el narcotráfico, ha reemplazado las realizaciones elementales de la democracia liberal, como objetivo por la defensa y supervivencia de las instituciones y la vida de los ciudadanos.Por eso, sin que termináramos la pobreza y la exclusión, o alcanzado unos elementales niveles de bienestar, los colombianos han escogido de manera sucesiva un gobierno que les ofrece seguridad. La realidad terminó, o por lo menos aplazó, la confrontación entre izquierdas y derechas. ¿O si no qué hacen Hugo Chávez, Piedad Córdoba, Carlos Holguín y Juan Manuel Santos, trabajando en lo mismo? Eso, para no recordar a los ex comandantes guerrilleros, como Rosemberg Pavón, que hoy hace parte del gobierno de Uribe. O al Gobernador Garzón, que ha salido a defender la política de comercio exterior del actual Gobierno. Se sabe que los programas sirven para ganar elecciones y que el pragmatismo y lo que se ha llamado” clientelismo” y “manzanilla” se usan en todos los gobiernos para Gobernar. El intercambio de favores que antes menospreciábamos como “milimetria” ahora se llaman derechos apenas naturales de los miembros de una coalición de Gobierno. En general, la actual se ha mantenido. Con excepciones, como la del ex presidente Pastrana que con su comportamiento les otorga una vez más la razón a quienes desconfían de la política y los políticos.El ex presidente llegó al Gobierno no con Uribe si no contra Serpa. Luego, retornó por iniciativa del ex presidente Turbay y acompañó al Presidente hasta que los republicanos perdieron las elecciones en Estados Unidos y su misión en la aprobación del TLC se complicó. Ahora, regresa a la palestra acusando al Gobierno de pactos “non santos” que sucedieron cuando hacia parte del Gobierno que ahora crítica y acusa. ¿Quien puede entender eso? Pues él, que también considera que sus gestiones a favor de Planeta en la compra de El Tiempo le alcanzan para promoverse como director, desempeñando su “versión” periodística. Mal.Está errando los cálculos el ex presidente. Leyendo peor la política. Las encuestas, después de cinco años, le dan a Uribe 70% de aprobación y a él, después del Caguán, un poco mas del 10.Y eso que la mayoría de los colombianos desconoce que por cuenta de la improvisación en su gobierno estuvimos más cerca que nunca de un Golpe Militar y que el poderío de los grupos violentos nunca fue tan grande como en su cuatrienio.Está claro, después del editorial de El Tiempo del pasado miércoles, que el ex presidente no va a ser director de esa importantísima casa. Como la mayoría de los colombianos considero que no podrá hacer uso del “articulito” que permite la reelección. Ya no se sabe si sus acciones representan pragmatismo o falta de continuidad. Con su actuación sólo queda claro que para algunos líderes políticos los principios y las ideas sólo sirven como argumento para llegar al Gobierno. O para esgrimirlos y adquirir un poco de protagonismo. Tiempos aquellos los del Coronel Buendía.

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