martes, 23 de octubre de 2007

¿DEBE IRSE EL MINISTRO SANTOS?

El Espectador,20 de Octubre de 2007

¿Debe irse el ministro Santos?
Es Presidenciable y le ha jugado su futuro político a sus resultados como Ministro. En algún momento se va a ir. Pero no debería ser ahora. No le conviene al país, al Gobierno, ni a el.
Luis Carvajal Basto
viernes, 19 de octubre de 2007
Las declaraciones del ministro Santos, según las cuales el presidente Chávez y Piedad han ganado protagonismo por cuenta de su papel en la búsqueda de un acuerdo humanitario con las Farc, serán imprudentes o inoportunas, pero no están lejos de la realidad. Parecen propias del responsable de convencer militarmente a esa organización de renunciar a la violencia y al narcotráfico.Otra cosa es que en el balance del alto Gobierno tenga un peso grande ahora la estrategia de persuasión y diálogo que se comienza a intentar. Y las pragmáticas relaciones con nuestro vecino. Las aclaraciones de Palacio y la Cancillería, poniendo en claro que las relaciones internacionales son un asunto de Estado en cabeza del Presidente, valen. Pero no deberían tener el alcance de hacer renunciar a un Ministro que debe ser evaluado por sus resultados en el campo de batalla.Al país no le conviene que un Ministro nombrado para “ganar la guerra”, se vaya sin conseguir los resultados que de el se esperan. Se puede decir que su gestión, hasta ahora, ha estado dedicada a preparar logísticamente el aparato a su cargo, en lo que puede llamarse una primera etapa.Santos se ha preocupado por robustecer el pie de fuerza e incorporar en el presupuesto del próximo año los recursos que necesita. Para mejorar las condiciones y la moral de la tropa aumentó al 50% las primas de actividad. Ha sorteado, con relativo éxito, situaciones críticas como la crisis en la Policía, en la que salieron 12 generales de la línea de mando y no ha ocurrido nada para lamentar o las purgas en los organismos de inteligencia, que no tienen precedentes, iniciando unas necesarias reformas en las Fuerzas Armadas. Por otra parte, no parece este momento, previo a unas elecciones en que se han movilizado 150.000 hombres para garantizarlas, el más adecuado para pedir la cabeza de un Ministro de Defensa, que ha tenido la responsabilidad de restablecer la Fuerza Pública en los 1099 municipios. Con éxito.No sé si la opinión al evaluar su imagen ha tenido en cuenta los factores mencionados o asocia al Ministro con la Seguridad Democrática como tema que ha definido la coyuntura y el periodo, como el mayor anhelo de los colombianos. El asunto es que en una reciente encuesta de precandidatos, Santos aparece de segundo después del protagónico Alcalde de Bogotá y los índices de favorabilidad de las Fuerzas Armadas entre los ciudadanos, les dan el segundo lugar entre las instituciones.El “llamado al orden” de Palacio no debe tener el alcance de hacer renunciar al Ministro. Pero en este, como en el episodio con el vice Santos, Uribe ratifica que sigue siendo el responsable y el protagonista y que no permite que le hagan su agenda. Por demás, dentro de ella, es cuestión de prioridades. Puede pensarse que está apostando en serio por la combinación de estrategias que no excluyen una salida negociada. Pero la cabeza de un Ministro de la talla de Santos, en cualquier caso, sería un trofeo muy grande para unas Farc deslegitimadas ante la opinión y arrinconadas militarmente, antes de sentarse en una mesa de negociación. Si es que se sientan. Algún día.

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