lunes, 18 de marzo de 2013

Aguita para mi gente


Agüita para mi gente

Por: Luis Carvajal Basto

Mientras el alcalde fracasaba en su proyecto de cambiar el esquema de recolección de basuras, al dejarlo a cargo de la Empresa de acueducto, el agua de la ciudad, orgullo de los bogotanos por su buena calidad, da muestras de perder sus habituales propiedades sin que la administración se ocupe adecuadamente de ello, lo que ha motivado una investigación de la Superintendencia de servicios públicos. No es persecución, son las muestras.

Las zonas investigadas incluyen muestras en localidades como Engativá, Chapinero, Teusaquillo Barrios Unidos, San Cristóbal, Usme, Tunjuelito, Kennedy, Puente Aranda, Uribe Uribe , Ciudad Bolívar, Kennedy y Bosa. Mejor dicho, más de media ciudad. En su gran mayoría se trata de localidades en que habitan personas de estratos 1 a 3 que el alcalde presume frecuentemente, ante los medios, de redimir. Allí Se encontraron las muestras que dieron lugar al pliego de cargos que acaba de abrir la superintendencia. Con un agravante: esa entidad está investigando las razones por las cuales el acueducto “ocultó información relacionada con el tratamiento del agua”.
Solamente Bosa es una localidad ubicada en el sur occidente de Bogotá en que habitan casi 1 millón de habitantes, fundamentalmente de estratos 1 y 2, y afronta el problema de que buena parte de ella se encuentra por debajo de los niveles del rio. Las inundaciones son cosa de cada invierno, pero lo del agua potable es otro asunto, afecta familias de bajos recursos que hacen “magia” para pagar los servicios públicos y los ingresos no son suficientes para asumir el sobre costo del agua embotellada.
Lo que encontraron las muestras fueron bacterias, coliformes totales y Escherichia coli, que pueden producir enfermedades como diarrea, neumonía, peritonitis y meningitis. Las mismas por las cuales la gente hace fila para ser atendida en hospitales y centros de salud. Las muestras ya constituyen un grave problema y de confirmarse que no son un hecho fortuito nos encontraríamos en Bogotá ante un problema que creíamos superado hace décadas. Sería el peor de los carruseles, uno que no solo se robaría la plata si no la vida de las personas: aguas contaminadas, enfermedades, otra vez aguas contaminadas etc.
No es suficiente denunciar robos en los hospitales, como lo ha hecho el respectivo secretario de salud quien, a propósito, fue el primero en pedir la renuncia del gerente saliente de la EAAAB, o ineficiencia, si con hábitos de aseo saludables y aguas debidamente tratadas podemos prevenir las enfermedades. Claramente es un problema no solo de denuncias si no de la correcta utilización de los recursos, de administración y prevención y no tanto de discursos o promesas, al igual que lo es tratar debidamente las aguas que consumimos, una de las tareas que se supone debe cumplir la EAAB. A eso se refiere la gestión pública y para eso elegimos a los gobernantes.
La administración está siendo cuestionada por la manera como se manejó el asunto de la recolección de las basuras y hasta ahora comienza a explicarlo al concejo y a los entes de control, aunque la ciudadanía ya registró la renuncia del gerente del acueducto y el fracaso de la gestión que debería empezar el pasado 19 de diciembre. Falta evaluar los costos para la ciudad de la “aventura” y la manera como se costeará el 17% prometido como rebaja en las tarifas de aseo.
Con frecuencia los políticos de oficio ofrecen una cosa y terminan haciendo otra, pero este es el caso de una empresa que trató de abarcar mucho para terminar “apretando poco”. El agua de buena calidad es un patrimonio invaluable de los bogotanos, directamente relacionado con la salud, la calidad de vida y el turismo, para citar algunos factores.
Luego de muchas quejas, rumores y del pliego de cargos de la Superintendencia, aunque nos digan 100 veces que son excepciones que confirman la regla o que el agua, en general, es potable, la verdad es que ya no la tomamos tan tranquilos. Con seguridad es más satisfactorio para los Bogotanos que la empresa de acueducto se dedique a lo suyo y lo haga bien, así no rebajen los punticos ofrecidos y por verse en las tarifas de aseo. Si los rebajan, mejor. Si resulta gratis, mucho mejor, aunque quien sabe por cuánto tiempo tanto tan “bueno” sea sostenible. Y saludable.

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