lunes, 3 de marzo de 2014

Colombia, elecciones 2014. El fantasma del voto en blanco

El fantasma del voto en blanco

Luis Carvajal Basto
Al suponer como un hecho la reelección del presidente sus contradictores empiezan a utilizar el voto en blanco como herramienta política.
Por: Luis Carvajal Basto
Las tres encuestas realizadas la semana pasada son consistentes con las de meses anteriores al coincidir en que cualquiera sea el escenario y su contendor, el presidente Santos será reelegido , con dos   consideraciones: 1) No alcanza  en primera vuelta, aunque se esperen los resultados del efecto Vargas Lleras y 2) La perspectiva del voto en blanco que en las mediciones del mes anterior (incluso, en la de Datexco  publicada ayer todavía le gana) superó al propio Santos, convirtiéndose en instrumento de  promoción por sectores  de la oposición que se dan, a  sí mismos, desde ahora como perdedores.
Esto dio lugar a que cada vez  con mayor frecuencia, desde diferentes orillas, se “amenace” con el voto en blanco en una segunda vuelta presidencial como instrumento de veto a sus resultados. El voto en blanco se convierte en el argumento más fuerte de quienes resulten derrotados, para objetar no solo el eventual triunfo de Santos si no su gobernabilidad, desde antes de ser elegido, y el mismo proceso de Paz. Se empieza a convertir en una vacuna política para argumentar luego algo como que “vence, pero no convence”.
En el panorama actual que dejan ver las encuestas se observa que a una segunda vuelta pasaría el presidente con un candidato de la oposición Uribista que podría ser, de acuerdo con las tendencias observadas, Enrique Peñalosa,  su “gallo tapado”, quién ganará la consulta entre los verdes. La candidatura Zuluaga no arrancó y ni siquiera el anuncio de Carlos Holmes como vicepresidente la pudo reactivar y quitarle su tinte azul. La que parecía promisoria de Marta Ramírez se estancó apenas el nombramiento de su vice recordó sus vínculos con el ex presidente Pastrana y el Caguan, por otra parte, la “izquierda” no encontró, y ni siquiera intentó, hasta ahora, un candidato de unidad.
Así las cosas  y a pesar de su todavía cómoda situación en las encuestas, a Santos le corresponde intentar cambiar, para mejorar, un entorno en el que aparece como seguro ganador y la primera batalla, el principal hecho político, ocurrirá el próximo domingo cuando se defina el  nuevo congreso  y tomemos la recta final de las presidenciales. Sin duda la coalición obtendrá mayorías, pero ¿De qué tamaño?
Hasta ahora la campaña por la reelección se ha centrado en la expectativa de Paz  y  los logros positivos del gobierno sin considerar que la gente espera de los gobiernos futuros, siempre, una esperanza de cambio que la campaña de Santos no ha mostrado. El rostro del vicepresidente Vargas Lleras, ahora con el beneplácito de la coalición, convocará nuevos sectores de opinión pero no es  precisamente una “novedad”, tanto como para ganar en primera vuelta y exorcizar al fantasma del voto en blanco, convertido en su principal reto y argumento  político de sus contradictores.
Al  Presidente le falta explicar que,  manteniendo los logros  de su mandato, en cualquier caso, la segunda parte de su gobierno tendrá poco de segunda y se abre un nuevo horizonte  para los colombianos; un nuevo mandato  ejecutado por un equipo, con alguna excepción, renovado, a tono con la Colombia en Paz que todos esperamos.
@herejesyluis
Posdata: Debemos salir a votar en lugar de delegar tácitamente el voto. En las listas Liberales hay muy buenos candidatos.

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