viernes, 10 de septiembre de 2010

En mes de Santos


Por: Luis Carvajal Basto
Con los mismos votos y consignas que Uribe, el Presidente ha revelado un estilo diferente, que ha incluido una recomposición de la coalición.

Con los mismos votos y consignas que Uribe, el Presidente ha revelado un estilo diferente, que ha incluido una recomposición de la coalición, generando roces que a ratos parecen fisuras entre el Uribismo puro y los "nuevos" aliados. Cabe destacar el esfuerzo legislativo, pero debe cuidarse de promover leyes inútiles.

El nuevo gobierno marcó territorio desde su conformación, llamando a sectores como Cambio Radical a jugar un importante papel. Ha obtenido resultados más pronto de lo esperado en las relaciones con Venezuela y las Cortes.

La frustrada e inédita moción de observación en el congreso a tres Ministros, apenas a un mes de su posesión, podría hacer pensar que existen fisuras en la coalición. En realidad es el proceso de su "asentamiento" normal y, por otra parte, parece más bien una forma de presión parlamentaria que reclama protagonismo, recursos para las regiones y cuotas, por parte de un congreso en alto porcentaje renovado que no parece satisfecho con el anuncio, por parte del gobierno, de buscar como interlocutor solamente a los líderes de los partidos.

En lo que parece existir una divergencia de fondo es en la terna para fiscal. Para el partido de la U y el Conservador debería mantenerse la presentada por el gobierno anterior, para el resto de la coalición el asunto no es tan claro, convirtiéndose esto en un argumento adicional para una Corte inexplicable y dilatadamente indecisa.

La profusión e importancia de Leyes presentadas y por presentarse, han hecho pensar en un trancón legislativo, que en este caso podría ser excepcionalmente "saludable". Si bien existen consensos sobre asuntos como la eliminación de la comisión nacional de televisión, otros como regalías , ordenamiento territorial y reforma política, ameritan una pausa y un debate mucho más profundo que el que se puede conseguir en lo que falta de legislatura.

La reforma política, por ejemplo, estará influenciada con lo que pase con la reelección de alcaldes y gobernadores y a las listas cerradas parece, por fin, haberles llegado su hora, como el país y el sistema político reclaman. Lo mismo ocurre con la financiación de las campañas al legislativo. Pero el gobierno debe, desde ahora, hacer todo para evitar la lógica del pupitrazo, con la que en el pasado se han zanjado las diferencias conceptuales en el congreso.

A un mes de asumir su mandato, el gobierno mantiene y mejora sus niveles de aprobación, como lo han señalado las encuestas. Pero las mayorías en el congreso a la vez que facilitan la gobernabilidad, podrían dar lugar a que se sigan expidiendo leyes inútiles ¿Cuántas reformas políticas llevamos? Buenas y perdurables mejor que muchas, debería ser la consigna de gobierno.

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