sábado, 10 de abril de 2010

Verdades y mentiras de alianzas y encuestas


Por: Luis Carvajal Basto
La semana que pasó tuvimos tres hechos políticos: la alianza Mockus–Fajardo, el reconocimiento de Vargas Lleras a Santos y las encuestas. ¿Se movió tanto el tablero político?¿Hacia dónde lo hará?

No se pueden confundir los efectos de las alianzas con los hechos políticos en una campaña presidencial. ¿Quien haga más alianzas tendrá más probabilidades de ganar, como lo sugieren algunos analistas? No parece, por las mismas razones que las matemáticas puras no deciden las preferencias políticas. Aquí no funcionan ni la Ley conmutativa de la adición ni el deseo.

Las encuestas tienen dos efectos: toman una fotografía de la realidad en un momento determinado y pueden servir para identificar tendencias, pero también se pueden usar, de manera perversa, sus resultados como argumento para inducir a la opinión. En el primer caso, una encuesta bien hecha es infalible, en el segundo es un argumento político válido. Pero lo que no es éticamente correcto, un engaño, es presentar los resultados de una muestra no representativa como si lo fuese.

Las encuestas publicadas esta semana arrojan unos resultados que le confieren a Mockus un segundo lugar y coinciden en la casi desaparición de candidatos diferentes a él, Santos y Noemí. Son los efectos del voto útil: a medida que se acerca la fecha de la elección la gente quiere que su voto “no se pierda”. Los candidatos que “creen” sin opción tienden a desaparecer.

Pero la muestra de las dos encuestas es bastante diferente, a pesar de que el tamaño es parecido (1500 y 1200 entrevistas). La del CNC es más completa recogiendo municipios que sumados tienen importante peso electoral. El opinómetro se refiere solamente a lo que ocurre en 13 ciudades y presentar sus resultados como representativos es un error, peor si se hace de manera consciente. Quienes los utilizan pretenden que la opinión no representada termine acogiéndolos, tarea nada fácil.

Por otra parte, las dos encuestas midieron el efecto de la alianza Mockus-Fajardo pero no la declaración de Vargas Lleras, casi desaparecido por el efecto utilitarista, a Santos. Como la adición en esto no funciona, no se puede afirmar que su impacto, en la mente de los electores, será del 3% que marca en las encuestas. Dependerá, entre otras cosas del momento en que se haga.

Así que las alianzas o las encuestas no van a definir la elección, pero serán parte importante en el manejo de las estrategias de campaña. Se puede decir, que la semana anterior le fue bien a Mockus y que el Uribismo se sigue consolidando en torno a Santos, entre otras razones por la auto flagelación de la Doctora Noemí, peleada con la opinión y no solo con el Conservatismo Uribista.

En vista de que a segunda vuelta solo pasan dos, Santos y otro, desde ya se puede vaticinar la alianza que vendría en segunda vuelta entre Mockus y Noemí, pero esta no será solo motivada por los rifirrafes entre ella y el Uribismo, sino por sus orígenes y coincidencias.

Para Santos, mejor con ella que con un Mockus que desde hace mucho sabe que en la mente caprichosa de los electores, fundamentalmente jóvenes, funciona más bajarse los pantalones en público, casarse en un circo y pedir perdón que tener programas de gobierno, experticia en gestión pública, atender con propiedad la agresividad y el armamentismo de Chávez, etc. Con ayuda de muchos que opinan con el deseo, ahora quiere poner la atención de la opinión en su Parkinson. Entretanto, sus competidores no parecen percatarse.

¿Será que vamos hacia la confrontación entre un político experimentado y “típico” contra otro que quiere no parecerlo, experto en imágenes y símbolos pero poco en Gobierno? Esperemos los hechos políticos que faltan. En política cinco semanas son una eternidad.

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